El Papa Francisco ha enviado un mensaje a los participantes en el Encuentro de Oración por la Paz que ha organizado el Arzobispado de Bolonia y la Comunidad de San Egidio en la ciudad de Bolonia.
“Las religiones, si no buscan caminos de paz, se niegan a sí mismas. Sólo pueden construir puentes, en el nombre de Aquel que no se cansa de unir el cielo y la tierra. Nuestras diferencias no deben, por tanto, ponernos unos contra otros: el corazón de los que creen de verdad nos exhorta a abrir, siempre y en todas partes, los caminos de la comunión”, les dijo el Papa.
Precisamente, la Comunidad de San Egidio lleva décadas mediando con éxito en numerosos conflictos armados y promoviendo la paz en el mundo.
"Memorias de comunión"
En el marco del histórico encuentro que tuvo lugar hace treinta y dos años en Asís, Francisco recuerda que, desde entonces, los escenarios de la historia han cambiado ampliamente, a menudo dramáticamente. “Es urgente elaborar juntos memorias de comunión que sanen las heridas de la historia, es urgente tejer parcelas de convivencia pacífica para el futuro”, agregó el Papa, tal y como recoge Vatican News.
En su Mensaje, el Papa Francisco citó el encuentro organizado por la Comunidad de San Egidio en Asís en 2016, con ocasión del 30º aniversario del primer encuentro en la ciudad de San Francisco, cuando San Juan Pablo II convocó a las religiones del mundo para orar por la paz. “Nosotros aquí, juntos y en paz, creemos y esperamos en un mundo fraterno. Queremos hombres y mujeres de diferentes religiones, dondequiera que se reúnan y creen armonía, especialmente donde hay conflictos. Nuestro futuro es vivir juntos. Por eso debemos liberarnos de las pesadas cargas de la desconfianza, el fundamentalismo y el odio”.
La llamada de Dios a las conciencias
El Papa recordó que como líderes religiosos están destinados a ser puentes sólidos de diálogo, mediadores creativos de la paz. Por ello, apeló también a quienes tienen la más alta responsabilidad en el servicio de los pueblos, a los dirigentes de las naciones, para que no se cansen de buscar y promover caminos de paz, mirando más allá de los intereses del partido y del momento: la llamada de Dios a las conciencias, el grito de paz de los pobres y las buenas expectativas de las generaciones más jóvenes no deben quedar desatendidas.
Francisco invitó además a implicar a los jóvenes de manera audaz para que crezcan en la escuela de la paz y se conviertan en constructores y educadores de la paz. En estos días la Iglesia Católica se pregunta de manera particular por las generaciones más jóvenes. El mundo en el que viven a menudo parece hostil a su futuro y violento con los débiles: muchos aún no han visto la paz y muchos no saben lo que es una vida digna. Como creyentes, sólo podemos sentir la urgencia de captar el fuerte grito de paz que surge de sus corazones y de construir juntos ese futuro que les pertenece. Por eso es necesario construir puentes entre las generaciones, puentes por los que caminar de la mano y escucharnos.