El Papa Francisco ha dedicado su catequesis de este miércoles a hablar de la Virgen María como mujer de oración y Maestra y Madre para la Iglesia. El Papa pronunció su catequesis desde la Biblioteca del Palacio Apostólico.
A modo de introducción se leyó un pasaje del Evangelio (Lc 2, 39-40) que explica que Jesús niño crecía y se fortalecía, mientras “su madre guardaba todas estas cosas en su corazón”.
"Ella, mujer de oración, forma parte de la multitud de los humildes de corazón, con los que Dios preparó la venida de su Hijo”, explicó el Pontífice. María “no dirigió su vida autónomamente, sino que dejó que la voz del Señor orientara su corazón y sus pasos”.
Conservaba en su corazón todo lo que le sucedía, y lo meditaba, llevándolo a su diálogo con Dios, para seguir con fiel obediencia el camino que Él le indicaba.
Por su docilidad a Dios, María estuvo presente en el designio providencial del Padre, y en los momentos culminantes de la vida de su Hijo Jesús: desde el anuncio del ángel hasta el misterio de su muerte y resurrección.
“Ella acompañó también los primeros pasos de la Iglesia naciente, oraba con los discípulos de su Hijo y por ellos. Y así, como por obra del Espíritu Santo se convirtió en Madre de Dios, también por obra del mismo Espíritu se convirtió en Madre de la Iglesia, a la que sigue acompañando, con su oración y mediación, en su peregrinar hacia la Patria celestial”
Hablando en español, el Pontífice deseó que “a imitación de la Virgen María y por su intercesión”, el Señor dé a los cristianos la gracia de comprender en la oración que cada día que Él nos concede "es una ocasión para acoger la voluntad del Padre y cumplirla, con un corazón lleno del amor de Dios y bien dispuesto al servicio de los hermanos”.
A los fieles de lengua árabe, el Santo Padre les recordó que durante este mes de noviembre “seguimos rezando por nuestros queridos difuntos para que el Señor, en su misericordia, los acoja en el banquete celestial”.
Karolina Kozka, mártir de la pureza asesinada a los 16 años en 1914, recordada por el Papa Francisco
A los fieles polacos el Papa les recordó la fiesta de la beata Karolina Kozka, virgen y mártir de la castidad, asesinada a cuchilladas a los 16 años por un soldado ruso en 1914, al empezar la Primera Guerra Mundial. “Con su ejemplo, sigue indicando aún hoy, especialmente a los jóvenes, el valor de la pureza, el respeto del cuerpo humano y la dignidad de la mujer”. Por esta razón les pidió que se encomienden a su intercesión, para que los ayude a dar un valiente testimonio de las virtudes cristianas y los valores del Evangelio.
Por último, en sus saludos en lengua italiana el Pontífice recordó que se celebra la Dedicación de la Basílica de San Pedro en el Vaticano y de la Basílica de San Pablo en la Vía Ostiense, símbolo de que "cada uno está llamado a ser un templo vivo de Dios”.
La audiencia, como es costumbre, concluyó con el rezo del Padrenuestro en latín y la bendición apostólica del Papa Francisco.