Este jueves el Papa Francisco ha realizado un viaje a Ginebra, Suiza, de cariz marcadamente ecuménico. En el primer acto público tras su llegada a Suiza realizó una oración en el Centro del Consejo Ecuménico de Iglesias (WCC), que celebra su 70 aniversario, tras su fundación un 23 de agosto de 1948.
Actualmente, a este consejo pertenecen unas 348 iglesias y comunidades que engloban a 600 millones de cristianos en más de 120 países.
En su discurso ante los representantes de este Consejo, Francisco citó las palabras de San Pablo a los Gálatas, en las que invita a la comunidad cristiana a ponerse en camino, y explica que el cristiano se encuentra ante dos posibles recorridos en la vida: el del Espíritu Santo, es decir, “el itinerario inaugurado por el Bautismo”, y el de la mundanidad, que supone “intentar realizarse buscando la vía de la posesión, la lógica del egoísmo”.
La división entre los cristianos
Tal y como recoge Aciprensa, el Santo Padre indicó que “a lo largo de la historia, las divisiones entre cristianos se han producido con frecuencia porque fundamentalmente se introducía una mentalidad mundana en la vida de las comunidades: primero se buscaban los propios intereses, solo después los de Jesucristo”.
Francisco explicó que ante estas situaciones “el enemigo de Dios y del hombre lo tuvo fácil para separarnos, porque la dirección que perseguíamos era la de la carne, no la del Espíritu. Incluso algunos intentos del pasado para poner fin a estas divisiones han fracasado estrepitosamente, porque estaban inspirados principalmente en una lógica mundana”.
Sin embargo, agregó el Papa, “el movimiento ecuménico, al que tanto ha contribuido el Consejo Ecuménico de las Iglesias, surgió por la gracia del Espíritu Santo. El ecumenismo nos ha puesto en camino siguiendo la voluntad de Jesús, y progresará si, caminando bajo la guía del Espíritu, rechaza cualquier repliegue autorreferencial”.
"Caminar juntos, orar juntos, trabajar juntos"
Francisco también reconoció que con demasiada frecuencia el ecumenismo “se detiene ante las diferencias que persisten; con frecuencia se bloquea al empezar, desgastado por el pesimismo. Las distancias no son excusas; se puede desde ahora caminar según el Espíritu: rezar, evangelizar, servir juntos, esto es posible y agradable a Dios. Caminar juntos, orar juntos, trabajar juntos: he aquí nuestro camino fundamental”.
“Este camino tiene una meta precisa: la unidad. La vía contraria, la de la división, conduce a guerras y destrucciones. El Señor nos pide que invoquemos continuamente la vía de la comunión, que conduce a la paz. La división, en efecto, contradice clara y abiertamente la voluntad de Cristo, es un escándalo para el mundo y perjudica a la causa santísima de predicar el Evangelio a toda criatura. El Señor nos pide unidad; el mundo, desgarrado por tantas divisiones que afectan principalmente a los más débiles, invoca unidad”, agregó.
Así, el Papa quisó recalcar que “caminar juntos para nosotros cristianos no es una estrategia para hacer valer más nuestro peso, sino que es un acto de obediencia al Señor y de amor al mundo”.
“Caminar requiere la humildad de volver sobre los propios pasos y la preocupación por los compañeros de viaje, porque únicamente juntos se camina bien. Caminar, en definitiva, exige una continua conversión de uno mismo”, concluyó.