Tras la oración de este sábado en el paseo marítimo de Bari junto a los patriarcas orientales y los jefes de las comunidades ortodoxas, Francisco se reunió a puerta cerrada con todos ellos en la basílica de San Nicolás, con objeto de establecer criterios conjuntos por la paz en Oriente Medio y profundizar en el diálogo ecuménico.
Este encuentro, convocado por el Sumo Pontífice en abril, congregó así a los representantes de todos los cristianos de Tierra Santa y del resto de regiones vinculadas al Antiguo y al Nuevo Testamento, aquejados del triple mal de la persecución religiosa, la guerra y la decadencia económica.
Finalizada la reunión, el Papa se dirigió a los presentes para reiterar la exigencia, que había manifestado en el encuentro anterior, de que sea respetada la paz en la zona y también la presencia cristiana en ella.
"Imploremos que el arte del encuentro prevalezca sobre las estrategias de la confrontación, que la ostentación de amenazantes signos de poder sea sustituida por el poder de los signos de esperanza", rogó Francisco: "Para ello es esencial que quien tiene el poder se ponga finalmente y decididamente al servicio auténtico de la paz y no de los intereses propios. ¡Basta ya del beneficio de unos pocos obtenido sobre la piel de muchos! ¡Basta de ocupación de tierras que hieren a los pueblos! ¡Basta de que prevalezcan las verdades de las partes sobre las esperanzas de la gente! ¡Basta de usar Oriente Medio para provecho ajeno a Oriente Medio!"
El Papa exaltó la importancia de aquella región para la fe, porque "la buena nueva de Jesus, crucificado y resucitado por amor, llegó de las tierras de Oriente Medio y conquistó el corazón del hombre a lo largo de los siglos". Por eso "la fe de los sencillos, tan arraigada en Oriente Medio, es la fuente de la cual beber y purificarnos, como sucede cuando volvemos a los orígenes como peregrinos a Jerusalén, a Tierra Santa o a los santuarios de Egipto, Jordania, Líbano, Siria, Turquía y los demás lugares sagrados de aquellas regiones".
Luego Francisco clamó contra la guerra, en particular por su impacto sobre "los ojos de tantos niños que han pasado la mayor parte de su vida contemplando matanzas": "La guerra es hija del poder y de la pobreza. Se la derrota renunciando a las lógicas de la supremacía y erradicando la miseria". "Muchos conflictos", añadió en clara referencia al islamismo, "han sido fomentados también por formas de fundamentalismo y fanatismo que, disfrazadas con pretextos religiosos, en realidad blasfeman del nombre de Dios"
El Papa reiteró la posición de la Santa Sede en pro de "una solución negociada entre israelíes y palestinos" con la "coexistencia de dos estados para dos pueblos", y pidió que se respete el status quo de la ciudad de Jerusalén, "como piden las comunidades cristianas de Tierra Santa".
Tras estas palabras, el Papa y otros patriarcas y líderes ortodoxos soltaron palomas blancas como símbolo de paz. Todos los participantes en el encuentro almorzaron luego juntos, y Francisco emprendió a primera hora de la tarde un vuelo en helicóptero de regreso al Vaticano.