En su décima catequesis sobre el discernimiento pronunciada en la audiencia de este miércoles, el Papa Francisco ha destacado la importancia de profundizar en la consolación "para no ser engañados en la búsqueda del bien".
A raíz del "principio, medio y fin" de los pensamientos analizados por San Ignacio en los Ejercicios espirituales, Francisco destacó que la dificultad está en diferenciar la verdadera consolación de otras propuestas "por el enemigo".
"Por esto es necesario entender bien el recorrido de la consolación: ¿Cómo va y dónde me lleva? Si me lleva a algo que no va bien, que no es bueno, la consolación no es verdadera", explicó.
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Lo ejemplificó paso por paso: Respecto al principio de la consolación, destacó que puede haber pensamientos que sean buenos como el de rezar y que a su vez son acompañados por una invitación a tener afecto a Dios y al prójimo, a la generosidad o a la caridad. En este caso, el principio sería bueno. Sin embargo, añadió, "puede suceder que ese pensamiento surja para evitar un trabajo o encargo", de modo que "cada vez que debo lavar los platos, tengo un gran deseo de ponerme a rezar". "La oración no es una fuga de las tareas, es una ayuda para realizar ese bien que estamos llamados a hacer aquí y ahora", subrayó.
Respecto al medio, "lo que viene después de ese pensamiento", ha comentado que en ningún caso, siguiendo con el ejemplo de rezar, puede llevar a la autocomplacencia, al desprecio de otros o al ánimo resentido. En ese caso, "son signos de que el mal espíritu ha usado ese pensamiento como llave de acceso para entrar en mi corazón. Esa consolación de rezar es para sentirse un pavo real delante de Dios. Es el medio que no va bien".
Se refirió en último lugar al fin de los pensamientos y respondería a la pregunta de dónde llevan estos. "Puede suceder que trabaje duro por una obra hermosa, pero que esto me empuje a no rezar más y considero que todo depende de mí hasta perder la confianza en Dios. Me siento omnipotente, que todo debe estar en mis manos… Evidentemente aquí está la acción del mal espíritu", mencionó. Por ello es importante "examinar el recorrido de los buenos sentimientos en el momento en el que quiero hacer algo".
El estilo del enemigo, sutil y disfrazado
En este sentido, alertó del "estilo del enemigo, del demonio" -que "existe" y "está"-, y que se presenta "de forma astuta, disfrazada y nos atrae poco a poco. Entra a escondidas, sin que la persona se dé cuenta".
Para hacerle frente, destacó la importancia del examen de conciencia.
"Cuanto más nos conocemos a nosotros mismos, más nos damos cuenta de dónde entra el mal espíritu, sus puertas de entrada a nuestro corazón, que son los puntos en los que somos más sensibles. Este examen, darse cuenta de lo que sucede, es importante, es signo de que la gracia de Dios está trabajando en nosotros que caminamos en sus caminos, en los caminos de la vida, la alegría y de la paz para no ser engañados en la búsqueda del verdadero bien", concluyó.