Según ha revelado Eva Fernández, corresponsal de COPE en Italia y el Vaticano, en su cuenta de Twitter, el Papa se encontró el 8 de enero, durante la audiencia general del segundo miércoles del año, con la mujer china que le había hecho perder la paciencia el 31 de diciembre.

Aquel último día de 2019, cuando ella tiró con fuerza del brazo del Papa, de 83 años, éste reaccionó con un gesto de dolor y propinó dos golpes en la mano de la señora hasta soltarse.

Durante las jornadas posteriores se especuló sobre qué le dijo ella al pontífice, y si su gesto malhumorado pudo deberse a sus palabras más que al tirón, o a ambas cosas. Algunos expertos identificaron sus palabras como una referencia crítica a la política del Vaticano con China. Pero nada de lo que se ha publicado al respecto se ha considerado concluyente, sobre todo porque es difícil que el Papa entendiera en el fragor del momento la literalidad e intencionalidad de lo que se le podía estar diciendo con lo que ha sido identificado como inglés con fuerte acento chino.

En cualquier caso, ante el revuelo mundial por las imágenes, el Papa se disculpó en el Angelus de Año Nuevo: "Muchas veces perdemos la paciencia. También yo, y pido disculpas por el mal ejemplo de ayer".

Finalmente, la Santa Sede procuró que hubiese un encuentro personal con la mujer, lo que ha trascendido ahora, sin que por el momento se haya facilitado información precisa sobre lo que hablaron por medio de un traductor.

A lo largo de sus frecuentes encuentros con la multitud, el Papa solamente ha tenido otro momento de impaciencia, también al ser prácticamente derribado. Fue el 16 de febrero de 2016, en el encuentro con los jóvenes en Morelia, durante su viaje apostólico a México.

En aquella ocasión, Francisco se dirigió al responsable de que cayese encima de un joven discapacitado, recriminándole por dos veces: "¡No seas egoísta!"