El Papa Francisco en la homilía de esta mañana de lunes en la misa de la capilla de Casa Santa Marta ha criticado dos actitudes que pueden darse en los cristianos tibios: esconder o castigar a Dios en un rincón y "lavarse las manos" (en el sentido culpable de no querer saber nada de un asunto).
En el Evangelio de Mateo los sacerdotes se preguntaban con qué autoridad Jesús predicaba o realizaba milagros. Eran funcionarios a los que la gente respetaban y temían, pero no confiaban en ellos. Querían arrinconar a Jesús, explicó el Papa. Le decían: "¿Con qué autoridad haces estas cosas?" De hecho, "no eres sacerdote, ni doctor en derecho, ni has estudiado en nuestras universidades. No eres nada".
Jesús les responde con una pregunta incómoda para ellos. Preguntó por la autoridad que atribuían a Juan el Bautista. "Si decimos: 'del cielo', nos dirá: '¿Por qué no creíste?'; si decimos: 'de los hombres', la gente vendrá contra nosotros". Y se lavan las manos y dicen: "No sabemos". Esto, comenta el Papa Francisco, "es la actitud de los mediocres, de los mentirosos de la fe".
Así, ellos, como Pilatos, se lavan las manos, se alejan de los problemas de la realidad... "No entres en la historia de los hombres, no te involucres en problemas, no luches por hacer el bien, no luches por sanar a tantas personas que lo necesitan. Mejor que no. No nos ensuciemos", criticó el Papa Francisco.
El Papa Francisco también usó otro significado de "poner a Dios en una esquina": regañarle o castigarle. "O me haces esto o ya no iré a una iglesia", dice mucha gente.
Otras veces, criticó, el cristiano tacaño se lava las manos con excusas. Por ejemplo, cuando no dan limosna al pobre porque, dicen, "se emborrachará". Pero "¿qué pasaría si fuese el Señor quien nos pusiera a nosotros en una esquina? Nunca entraríamos al paraíso. ¿Y qué pasaría si el Señor se lavara las manos con nosotros? pobres desgraciados".
Así, el Papa insistió al concluir en su advertencia contra ambas "actitudes hipócritas de personas educadas". "No, este no. No me entrometo ”, dicen. "Pongo a las personas en la esquina, porque son personas sucias".
El Pontífice exhortó a ahuyentar "estas actitudes para dejar espacio al Señor que viene".