En la Audiencia General de este miércoles 2 de junio, el Papa Francisco ha continuado con su ciclo de catequesis sobre la oración, centrándose en el modelo que significa Jesuscristo como maestro de oración con su ejemplo. Así, planteó el tema bajo el título: “Jesús como modelo y alma de toda oración”.
“Jesús es el modelo perfecto del orante: quiere que aprendamos a orar como Él, y nos lo enseña con sus palabras y con su ejemplo”, explicó.
Ante los fieles reunidos en el Patio San Dámaso, recordó el Pontífice que “las grandes decisiones en la misión de Jesús están siempre precedidas de una oración intensa, de la oración prolongada”.
“Siempre en ese momento, hay oración. Esta prueba de fe parece una meta, pero en cambio es un punto de partida renovado para los discípulos, porque, a partir de entonces, es como si Jesús subiera un tono en su misión, hablándoles abiertamente de su pasión, muerte y resurrección”, afirmó el Papa.
Jesús oraba por sus amigos
En esta línea, el Santo Padre indicó que “continuamente reaparece en la vida de Jesús la oración en favor de sus amigos” y agregó que “a veces los apóstoles se convierten en motivo de preocupación, pero Jesús, así como los recibió del Padre, así los lleva en su corazón, incluso en sus errores, incluso en sus caídas”.
“Con sus actitudes y con el testimonio de su oración perseverante, Jesús se revela como maestro y amigo. Él, a pesar de los errores y las caídas de sus discípulos, espera con paciencia su conversión y ruega por ellos al Padre, para que permanezcan a su lado en las pruebas y no pierdan la fe.”, advirtió el Papa.
Jesús anima a perseverar en la oración
Además, el Papa Francisco subrayó que “Jesús nos asegura que, aun cuando sintamos que nuestras oraciones son vanas e ineficaces, Él no nos abandona, está siempre a nuestro lado. Reza en nosotros y con nosotros. Intercede a nuestro favor, y nos alienta a que perseveremos en la oración, sobre todo en los momentos más difíciles de nuestro camino, porque es su oración la que hace que nuestras humildes peticiones sean eficaces y lleguen hasta el cielo”.
En este sentido, el Pontífice comentó algunos pasajes del Evangelio de San Lucas. Como la elección de los doce apóstoles después de pasar toda la noche en oración; la Última Cena cuando le dice a Pedro que ha rezado por él para que su fe no desfallezca; y el episodio de la Transfiguración.
Jesús es nuestro intercesor ante el Padre
“De este rápido recorrido por el Evangelio, deducimos que Jesús no sólo quiere que recemos como Él reza, sino que nos asegura que, aunque nuestros tentativos de oración sean completamente vanos e ineficaces, siempre podemos contar con su oración. Debemos ser conscientes: Jesús reza por mí”, indicó.
Luego, el Papa improvisó para destacar que incluso si una persona ha cometido muchos pecados, Jesús continúa a rezar porque “el amor de Jesús, la oración de Jesús, para cada uno de nosotros no cesa”.
“Esto lo tenemos que llevar siempre en la memoria. Jesús reza por mí, está rezando ahora ante el Padre y le hace ver las llagas que ha llevado consigo para hacerle ver al Padre el precio de nuestra salvación, el amor que nos tiene. En este momento cada uno de nosotros piense, en este momento ¿Jesús está rezando por mí? Sí. Esta es una gran seguridad que nosotros debemos tener”, añadió.
Si el camino se hace difícil, rezar más intensamente
De este modo, el Papa afirmó que “la oración es la única fuente de luz y fuerza” por lo que “es necesario rezar más intensamente, cada vez que el camino se empina”.
Por ello, el Santo Padre invitó a no olvidar que “lo que sostiene a cada uno de nosotros en la vida es la oración de Jesús por cada uno de nosotros, con nombre y apellido, delante al Padre, haciéndole ver las llagas que son el precio de nuestra salvación”.
“No se olviden: Jesús está rezando por mí. ¿Ahora? Ahora. ¿En los momentos de la prueba? Sí. ¿En el momento del pecado? También en aquel momento Jesús está rezando por mí”, concluyó el Papa.
Palabras del Mensaje del Papa pronunciadas en español
Queridos hermanos y hermanas:
Los Evangelios nos revelan la importancia de la oración en la vida de Jesús y en su relación con los discípulos. Jesús, antes de elegirlos, se pone en oración, dialoga con el Padre. Como los ha recibido del Padre, así los lleva en su corazón. Y sabiendo que son débiles, siempre ora a favor de ellos. Con sus actitudes y con el testimonio de su oración perseverante, Jesús se revela como maestro y amigo. Él, a pesar de los errores y las caídas de sus discípulos, espera con paciencia su conversión y ruega por ellos al Padre, para que permanezcan a su lado en las pruebas y no pierdan la fe.
Recorriendo las páginas del Evangelio vemos cómo Jesús vive inmerso en diálogo continuo con el Padre, en comunión con Él; toma las decisiones más importantes de su misión después de orar intensa y prolongadamente. Por eso, Jesús es el modelo perfecto de la persona que ora: quiere que aprendamos a orar como Él, y nos lo enseña con sus palabras y su ejemplo.
Jesús nos asegura que, aun cuando sintamos que nuestras oraciones parezcan vanas o ineficaces, Él no nos abandona, está siempre a nuestro lado. Reza en nosotros y con nosotros. Intercede a nuestro favor, nos alienta a que perseveremos en la oración, sobre todo en los momentos más difíciles de nuestro camino, porque es su oración la que hace que nuestras humildes peticiones sean eficaces y lleguen al cielo.
Saludo cordialmente a los fieles de lengua española, que son tantos hoy aquí. En este mes de junio, dedicado al Corazón de Jesús, y en vísperas de celebrar la Solemnidad del Corpus Christi, pidamos al Señor que nos conceda tener un corazón orante, lleno de confianza y audacia filial, así también como la gracia de permanecer siempre unidos a Él y también unidos entre nosotros por la participación en el sacramento de su Cuerpo y de su Sangre. Que Dios los bendiga. Muchas gracias.
Enseñanza de las Bienaventuranzas y el Padrenuestro en la película de Zeffirelli de 1977