El Papa Francisco ha publicado un mensaje dirigido a las Obras Misionales Pontificias (OMP), presentes en 140 países, que deberían haberse reunido en Roma para la asamblea general anual, pospuesta debido a la pandemia.
Este organismo misionero colabora en el Vaticano con la Congregación para la Evangelización de los Pueblos para lograr donativos y conciencia misionera en todo el mundo, que puedan ayudar a evangelizar en los 1.115 territorios de misión, que son las diócesis y territorios más pobres, frágiles o menos maduros (un tercio de las diócesis del mundo).
Los católicos españoles aportan cada año entre 12 y 18 millones de euros a las Obras Misionales Pontificias, que a nivel mundial suelen obtener una recaudación anual de entre 80 y 90 millones de euros.
El Papa ha pedido a los Obras Misionales Pontificias que eviten 6 "insidias", que se dan en la Iglesia y dañan a la evangelización y el servicio a los pobres y los fieles. Estas fueron sus 6 advertencias.
1. Autorreferencialidad
"Las organizaciones y los entes eclesiásticos, más allá de las buenas intenciones de cada particular, acaban a veces replegándose sobre sí mismos, dedicando sus fuerzas y su atención, sobre todo, a su propia promoción y a la celebración de sus propias iniciativas en clave publicitaria. Otros parecen dominados por la obsesión de redefinir continuamente su propia relevancia y sus propios espacios en el seno de la Iglesia, con la justificación de querer relanzar mejor su propia misión. Por estas vías —dijo una vez el entonces cardenal Joseph Ratzinger— se alimenta también la idea falsa de que una persona es más cristiana si está más comprometida en estructuras intraeclesiales, cuando en realidad casi todos los bautizados viven la fe, la esperanza y la caridad en su vida ordinaria, sin haber formado parte nunca de comisiones eclesiásticas y sin interesarse por las últimas novedades de política eclesial" (cf. Una compañía siempre reformable, Conferencia en el “Meeting de Rimini”, 1 septiembre 1990).
2. Ansia de mando.
"Sucede a veces que las instituciones y los organismos surgidos para ayudar a la comunidad eclesial, poniendo al servicio los dones suscitados en ellos por el Espíritu Santo, pretenden ejercer con el tiempo supremacías y funciones de control en las comunidades a las que deberían servir. Esta postura suele ir acompañada por la presunción de ejercitar el papel de “depositarios” dispensadores de certificados de legitimidad hacia los demás. De hecho, en estos casos, se comportan como si la Iglesia fuera un producto de nuestros análisis, de nuestros programas, acuerdos y decisiones".
3. Elitismo.
"Entre aquellos que forman parte de organismos o entidades estructuradas de la Iglesia, gana terreno, en diversas ocasiones, un sentimiento elitista, la idea no declarada de pertenecer a una aristocracia, a una clase superior de especialistas que busca ampliar sus propios espacios en complicidad o competencia con otras élites eclesiásticas, y que adiestra a sus miembros con los sistemas y las lógicas mundanas de la militancia o de la competencia técnico-profesional, con el propósito principal de promover siempre sus propias prerrogativas oligárquicas".
4. Aislamiento del pueblo
"La tentación elitista en algunas realidades vinculadas a la Iglesia va a veces acompañada por un sentimiento de superioridad y de intolerancia hacia la multitud de los bautizados, hacia el Pueblo de Dios que quizás asiste a las parroquias y a los santuarios, pero que no está compuesto de “activistas” comprometidos en organizaciones católicas. En estos casos, también se mira al Pueblo de Dios como a una masa inerte, que tiene siempre necesidad de ser reanimada y movilizada por medio de una “toma de conciencia” que hay que estimular a través de razonamientos, llamadas de atención, enseñanzas. Se actúa como si la certeza de la fe fuera consecuencia de palabras persuasivas o de métodos de adiestramiento".
5. Abstracción
"Los organismos y las realidades vinculadas a la Iglesia, cuando son autorreferenciales, pierden el contacto con la realidad y se enferman de abstracción. Se multiplican encuentros inútiles de planificación estratégica, para producir proyectos y directrices que sólo sirven como instrumentos de autopromoción de quien los inventa. Se toman los problemas y se seccionan en laboratorios intelectuales donde todo se manipula y se barniza según las claves ideológicas de preferencia; donde todo, se puede convertir en simulacro fuera de su contexto real, incluso las referencias a la fe y las menciones a Jesús y al Espíritu Santo".
6. Funcionalismo
"Las organizaciones autorreferenciales y elitistas, incluso en la Iglesia, frecuentemente acaban dirigiendo todo hacia la imitación de los modelos de eficiencia mundanos, como aquellos impuestos por la exacerbada competencia económica y social. La opción por el funcionalismo garantiza la ilusión de “solucionar los problemas” con equilibrio, de tener las cosas bajo control, de acrecentar la propia relevancia, de mejorar la administración ordinaria de lo que se tiene. Pero, como ya os dije en el encuentro que tuvimos en 2016, una Iglesia que tiene miedo a confiarse a la gracia de Cristo y que apuesta por la eficacidad del sistema está ya muerta, aun cuando las estructuras y los programas en favor de clérigos y laicos “auto-afanados” durase todavía siglos.
El Papa pide ardor y amor real a la Iglesia
El Papa finalizó su alocución animando a los trabajadores de Obras Misionales Pontificias a ir "con ardor".
Añade: "Si hubiera que experimentar cambios en los procedimientos, sería bueno que estos mirasen a aligerar y no a aumentar los pesos; que se dirigiesen a ganar flexibilidad operativa y no a producir nuevos sistemas rígidos y siempre amenazados de introversión; teniendo presente que una excesiva centralización, más que ayudar, puede complicar la dinámica misionera".
E insiste que lo único necesario es "un poco de amor verdadero a la Iglesia, como reflejo del amor a Cristo. Vuestra tarea se realiza al servicio del fervor apostólico, es decir, al impulso de vida teologal que sólo el Espíritu Santo puede operar en el Pueblo de Dios. Preocupaos de hacer bien vuestro trabajo, «como si todo dependiese de vosotros, sabiendo que, en realidad, todo depende de Dios», añadió, citando al fundador de su congregación, los jesuitas, San Ignacio de Loyola.
Puede leer el mensaje papal completo de 2020 a las Obras Misionales Pontificias aquí.
En abril el Papa creó con OMP un fondo católico de ayuda contra el coronavirus a nivel mundial, aportando los primeros 750.000 dólares. Las contribuciones se pueden enviar a la cuenta: IT84F0200805075000102456047 (SWIFT: UNCRITMM), a nombre de la Administración de las Obras Misionales Pontificias, indicando: Fondo Corona-Virus. Desde España, es posible colaborar contactando con Obras Misionales Pontificias (Tfno: 91 590 27 80; e-mail dir.nal@omp.es , web www.omp.es ). Este vídeo anima a ello.