El Papa Francisco ha querido tener un recuerdo especial este martes por el día mundial de las enfermeras, por las que ha pedido hoy especialmente rezar en la misa celebrada en la Casa Santa Marta.
“Recemos hoy por los enfermeros y enfermeras, hombres, mujeres, muchachos y muchachas que tienen esta profesión, que es más que una profesión, es una vocación, una dedicación. Que el Señor los bendiga. En esta época de la pandemia han dado ejemplo de heroísmo y algunos han dado la vida”, indicó el Papa Francisco.
La paz de Dios y la del mundo
En su homilía, el Papa habló de la paz que proviene de Dios en contraposición con la que llega del mundo. Y recordó que el mismo Jesús antes de subir a los cielos “da el don de la paz, la paz del Señor”.
En su opinión, “no se trata de la paz universal, aquella paz sin guerras que todos nosotros deseamos que exista siempre, sino la paz del corazón, la paz del alma, la paz que cada uno de nosotros tiene dentro. Y el Señor te la da, pero no como la da el mundo”.
El Papa explicó que se trata de paces diferente. El mundo ofrece lo que llaman “una paz interior” pero como “una posesión tuya, como algo que es tuyo y te aísla de los demás”. Se trata –indicó- de “una adquisición tuya: tengo paz. Y tú, sin darte cuenta, te encierras en esa paz, es una paz un poco para ti” pero que "te adormece un poco, te anestesia y te hace quedarte contigo mismo".
El Papa explica la paz del mundo
Por ello, recalcó que esta paz que ofrece el mundo es "un poco egoísta". Además, es "una paz cara porque tienes que cambiar constantemente los instrumentos de paz: cuando te entusiasmas con una cosa, te da paz una cosa, luego se acaba y tienes que encontrar otra... Es cara porque es temporal y estéril".
Sin embargo, Cristo ofrece otra paz. Y así la explicó: “Es una paz que te pone en movimiento, no te aísla, te pone en movimiento, te hace ir hacia los demás, crea comunidad, crea comunicación. La paz del mundo es cara, la paz de Jesús es gratis, es gratuita: la paz del Señor es un don del Señor. Es fecunda, siempre te hace avanzar”-
Para acabar, Francisco invitó “a ver dentro de nosotros mismos cuál es nuestra paz: ¿encontramos la paz en el bienestar, en la posesión y en muchas otras cosas o encuentro la paz como don del Señor? ¿Tengo que pagar por la paz o la recibo gratis del Señor? ¿Cómo es mi paz? Cuando me falta algo, ¿me enfado? Esta no es la paz del Señor. Esta es una de las pruebas. ¿Estoy tranquilo en mi paz, me adormezco? No es del Señor. ¿Estoy en paz y quiero comunicarla a los demás y llevar algo adelante? Esa es la paz del Señor. Incluso en tiempos malos y difíciles, ¿esa paz permanece en mí? Es del Señor. Y la paz del Señor es fecunda también para mí porque está llena de esperanza, es decir, mira al Cielo”.