Convertirse para dar testimonio de una Iglesia que, libre de mentalidad mundana, se inclina ante los más débiles para servirlos con amor y sencillez fue la llamada del Santo Padre Francisco a la hora del Ángelus del tercer domingo de octubre. Ante los fieles congregados en una luminosa plaza de San Pedro, el Papa centró su reflexión en el Evangelio de Marcos (cf. Mc 10, 35-45) que describe a Jesús tratando pacientemente de “corregir a sus discípulos convirtiéndolos de la mentalidad del mundo a la de Dios”.
La búsqueda de los primeros lugares
Recorriendo el relato evangélico, Francisco explicó a través de los protagonistas, los discípulos Santiago y Juan, cuál es el verdadero camino que conduce al Cielo. El Papa relató que ellos esperan ansiosamente que el Señor instaure el Reino de Dios y los siente en su gloria uno a la derecha y el otro a la izquierda, junto a Él.
El espíritu mundano que contamina el mundo
El Santo Padre evidenció que el Señor sabe que Santiago y Juan, aun llenos de entusiasmo por la causa del Reino, están “contaminados por el espíritu del mundo”. “Mientras ellos hablaban de ‘tronos de gloria’ sobre los que sentarse junto a Cristo Rey –señala el Obispo de Roma- Él habla de una ‘cáliz’ para beber, de un ‘bautismo’ para recibir, es decir, de su pasión y muerte” porque “ellos también, como los otros Apóstoles, participarán de su cruz, cuando llegue su hora”.
Elegir el camino del amor “en pérdida”
El Papa señala que Jesús quiere enseñar a sus discípulos el camino del amor "en pérdida", a no pensar en el 'premio' del que se ocupará el Padre: “El camino del amor es siempre ‘en pérdida’ porque amar significa dejar de lado el egoísmo, la autorreferencialidad, para servir a los demás”.
La regla del cristiano
El mensaje del Señor es claro, evidencia el Papa: "Mientras los grandes de la Tierra construyen 'tronos' para su propio poder, Dios elige un trono incómodo, la cruz, desde la cual reinar dando su vida": porque "El Hijo del hombre no vino para ser servido, sino para servir y dar su vida en rescate de muchos".
Iglesia al servicio de los últimos
“El camino del servicio es el antídoto más eficaz contra el morbo de la búsqueda de los primeros lugares, es la medicina para los trepadores, esta búsqueda de los primeros puestos que contagia a muchos contextos humanos y no perdona ni siquiera a los cristianos, al pueblo de Dios, como tampoco a la jerarquía eclesiástica”, asegura el Pontífice. Y concluyendo su reflexión, instó a recibir este Evangelio como una “llamada a la conversión, a dar testimonio con valentía y generosidad de una Iglesia que se inclina a los pies de los últimos, para servirles con amor y sencillez”.