El Papa Francisco presidió este miércoles la Audiencia General en el Aula Pablo VI pocas horas después de regresar de su histórico viaje a Emiratos Árabes Unidos. Por ello, su intervención ha estado claramente marcada por este “viaje breve pero muy significativo”.
De este modo, recordó que es la primera vez que un Papa ha podido visitar la península arábiga y que además se llame Francisco, justo cuando se cumplen 800 años de la visita de San Francisco de Asís al sultán Al-Malik Al-Kamil.
El Evangelio de Cristo en el corazón
“He pensado con frecuencia en San Francisco durante este viaje: me ayudaba a tener en el corazón el Evangelio, el amor de Jesucristo, mientras vivía varios momentos de la visita”, afirmaba a los peregrinos presentes en la sala.
Durante su intervención, el Santo Padre indicó que “en mi corazón estaba el Evangelio de Cristo, la oración al Padre por todos sus hijos, especialmente por los más pobres, por las víctimas de las injusticias, de las guerras, de la miseria…; la oración para que el diálogo entre el cristianismo y el islam sea un factor decisivo para la paz en el mundo de hoy”.
Imposible justificar la violencia en nombre de Dios
Haciendo balance de este viaje, Francisco también habló del discurso que pronunció en el Encuentro Interreligioso donde asegura que centró la atención “en los valores de la fraternidad fundada en el común origen de Dios, de quien se deriva la dignidad inviolable de toda persona”.
De este modo, dijo el Papa tal y como recoge Aciprensa, “es imposible justificar cualquier acto de violencia en el nombre de Dios. De hecho, eso le ofende gravemente y contradice el espíritu de la religión”.
Prosiguió su catequesis citando el documento sobre la Fraternidad Humana firmado con el gran imán de Al-Azhar. En él –explicó- “afirmamos juntos la vocación común de todos los hombres y mujeres a ser hermanos en cuanto que hijos e hijas de Dios, condenamos toda forma de violencia, especialmente aquella revestida de motivaciones religiosas, y nos comprometemos a difundir en el mundo los valores auténticos de la paz”.
“En una época como la nuestra, en la que hay una fuerte tentación a ver un conflicto entre la civilización cristiana y la islámica, y también a considerar las religiones como fuentes de conflicto, hemos querido ofrecer un signo, claro y decisivo, de que, por el contrario, es posible encontrarse, es posible respetarse y dialogar”, agregó.
No quiso olvidarse el Papa de la minoría cristiana de Emiratos, cerca de un millón de cristianos, trabajadores provenientes de gran parte del mundo, especialmente de Asia. “Ayer por la mañana me reuní con representantes de la comunidad católica en la Catedral de San José de Abu Dhabi, un templo muy sencillo, y luego hemos celebrados juntos, ¡eran muchísimos!, la Eucaristía en el estadio de la ciudad, anunciando el Evangelio de las Bienaventuranzas”.