Jesús, en el Cielo, no es sólo espíritu: tiene un cuerpo, con heridas, y se las enseña al Padre. El Papa Francisco ha dedicado su alocución del Regina Caeli de este domingo a reflexionar sobre la Ascensión de Cristo, su entrada -también con cuerpo- en el Cielo, y lo que eso significa,
Desde la ventana del Palacio Apostólico y en un día soleado, el Papa ha comentado que la Iglesia celebra con alegría la Ascensión. "¿Por qué celebrar la salida de Jesús de la tierra? Su despedida parecería un momento triste, no algo para alegrarse", ha planteado el Pontífice.
Ha aclarado que desde que Cristo, verdadero Dios y verdadero hombre, está en el Cielo, el mismo Dios "ya no es sólo espíritu, sino que, por lo mucho que nos ama, lleva en sí nuestra propia carne, nuestra humanidad". Así, Francisco dice que celebramos "la conquista del cielo: Jesús que vuelve al Padre pero con nuestra humanidad". Y añade: "Así, el Cielo es un poco nuestro; Jesús abrió la puerta y su cuerpo está ahí".
Luego planteó otra pregunta: "¿Qué hace Jesús ahora en el cielo?"
El Papa planteó una imagen: Jesús, ante el Padre, le muestra sus heridas, heridas de hombre que ha sufrido. "Me gusta pensar que Jesús delante del Padre ora así, mostrándole las heridas: 'esto es lo que sufrí por los hombres, haz algo'. Le muestra el precio de la redención. El Padre se conmueve, esto es algo que me gusta pensar. Pero piensa en ti: así reza Jesús. No nos ha dejado solos. En efecto, antes de ascender nos dijo, como relata el Evangelio de hoy: "Yo estaré con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo". Él siempre está con nosotros, nos mira, siempre está vivo con nosotros, para interceder por nosotros".
Así, Cristo está, dice el Papa, en el mejor "lugar", intercediendo por nosotros ante Dios Padre. Así, el Papa anima a los cristianos a "no perder la esperanza, a no desanimarnos", porque ante el Padre Cristo muestra los sufrimientos de los hombres e intercede.
Un aplauso a los periodistas "al servicio de la verdad"
Con motivo de la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales, centrada en el tema "Hablar con el corazón", el Papa Francisco dirigió desde la ventana del Palacio Apostólico un saludo a los periodistas y trabajadores de la comunicación presentes en la Plaza de San Pedro.
"Es el corazón el que nos mueve a una comunicación abierta y acogedora", dijo. "Les agradezco su trabajo y espero que esté siempre al servicio de la verdad y del bien común. ¡Un aplauso a todos los periodistas!”
Se encontraba presente en la plaza una delegación de la UCSI (la Unión Católica de Prensa Italiana), que por la mañana había participado en una misa en el cercano Centro San Lorenzo y que en los últimos días ha puesto en marcha diversas iniciativas para celebrar la jornada de las Comunicaciones Sociales.
Por Sudán y Ucrania: "no nos acostumbremos a la guerra"
Al final del rezo del Regina Coeli desde la ventana del Palacio Apostólico, el Papa mencionó también la situación de guerra entre facciones militares en Sudán. "Es triste, pero un mes después del estallido de la violencia, la situación sigue siendo grave".
El Pontífice animó a los líderes sudaneses a aceptar "acuerdos parciales" y renovó su "llamado de corazón a que depongan las armas".
También pidió a la comunidad internacional que se esfuerce "para hacer prevalecer el diálogo y aliviar el sufrimiento de la población". E insistió: "¡Por favor, no nos acostumbremos a los conflictos y a la violencia! ¡No nos acostumbremos a la guerra por favor! Y seguimos estando cerca del pueblo ucraniano mártir”.
El llamamiento del Papa coincide con un nuevo intento de alto el fuego, una tregua humanitaria pactada este mismo sábado 20 de mayo entre las dos facciones, confirmada por Estados Unidos y Arabia Saudí en un comunicado conjunto tras las conversaciones en Yeda. El acuerdo entraría en vigor 48 horas después del acuerdo, o a las 21.45, hora local, del lunes 22 de mayo.
Sin embargo, hasta el momento todos los acuerdos de alto el fuego que se han intentado en este conflicto se han roto rápidamente. Desde abril, cientos de personas han muerto en Sudán por disparos y explosiones, pero más preocupante aún es la amenaza de la hambruna para los desplazados y la dificultad de suministrar alimentos a muchas personas.