El Papa Francisco defiende en un libro el celibato como "gracia decisiva" de la Iglesia católica latina y asegura que está en plena coincidencia con la visión sobre el sacerdocio de Juan Pablo II, así como con sus reflexiones, que califica de "definitivas", en contra del sacerdocio femenino, informa la agencia Europa Press.
Se trata de un libro-entrevista escrito por el sacerdote italiano Luigi Maria Epicoco que recoge reflexiones de Francisco sobre San Juan Pablo II y cuenta con una recopilación de fragmentos autobiográficos inéditos. El libro se titula 'San Giovani Paolo Magno' (Editoriale San Paolo) y estará disponible en las librerías italianas a partir de próximo 11 de febrero.
Francisco ha dejado claro en varias ocasiones que no está de acuerdo con el celibato opcional, pero en estas fechas tiene pendiente la publicación de la exhortación apostólica sobre el Sínodo de la Amazonia, en el que los obispos apoyaron la ordenación de los llamados 'viri probati', hombres de fe reconocida y relevancia en la comunidad, aunque tengan familia estable, para garantizar los sacramentos en los lugares más remotos de la región. El Sínodo también apoyó que las mujeres puedan acceder a ministerios laicos.
Sobre el sacerdocio, Francisco admite que "han cambiado algunas cosas", si bien señala que la oración y el anuncio de la Palabra de Dios siguen siendo su "tarea fundamental". Así, enfatiza su convicción de que "el celibato es un regalo, una gracia". "Caminando tras los pasos de Pablo VI, de Juan Pablo II y de Benedicto XVI siento el deber de pensar que el celibato es una gracia decisiva que caracteriza el Iglesia católica latina", ha manifestado. En todo caso, precisa que "es una gracia y no es un límite".
En contra del sacerdocio femenino
Respecto al sacerdocio femenino, señala que no sólo está de acuerdo con Juan Pablo II, sino que "la cuestión no está en un estado de discusión" porque las reflexiones del Wojtyla han sido "definitivas".
"En mi opinión, leemos la cuestión femenina y la cuestión del sacerdocio en términos funcionales, olvidando, que en términos de importancia, María tiene un papel y una dignidad superiores a los del apóstoles", reflexiona.
El Pontífice también revela en el libro que uno de los pocos documentos que trajo de Argentina después de la su elección como Papa fue una copia de un documento de Juan Pablo II, el 'Redemptoris Mater'. "En el que hay una expresión que me toca tan profundamente y tenía muchas ganas de incluirlo en el exhortación 'Evangelii Gaudium'. María es quien sabe leer los eventos de la promesa de Dios. Ella trata de interpretar qué le sucedió en medio de contradicción las pruebas y usando la luz de la fe", comenta.
En este sentido, subraya que sólo una mujer consigue enseñar "un amor hecho esperanza". "Cuando todos se han resignado a la muerte de Cristo, sólo las mujeres, y sobre todo María, esperan y se convierten en las primeras testigos de la Resurrección. Por eso, he querido que María Magdalena recibiera una particular mención litúrgica y que justamente pudiera ser llamada apóstola de los apóstoles, así como María ha sido reconocida como madre de los Apóstoles. El papel de la mujer trasciende la simple funcionalidad", añade.
El mal se hace presente en la teoría del género
Por otro lado, el Pontífice asegura en su conversación que hoy en día el mal se hace presente a través de la teoría de género, que defiende que el sexo ya no es un dato originario de la naturaleza, sino un papel social del que se decide autónomamente. No obstante, precisa que no se refiere a los homosexuales, sino a la pretensión de destruir las diferencias.
"Se propone destruir implícitamente la raíz del proyecto de criatura que Dios quería para los hombres: diversidad y diferencias y no algo homogéneo y neutral. Es un ataque directo a la creatividad Dios, al hombre y a la mujer", asegura.
Pero insiste en que no se está refiriendo al hablar de teoría de género a los que "tienen una orientación homosexual", a los que el catecismo de la Iglesia católica invita a "acompañar" sino a una "peligrosa raíz cultural" que no tiene en cuenta la realidad, la diversidad de las personas y la particularidad de cada uno.
En este sentido, advierte de la "aparente uniformidad" que lleva a la "autodestrucción". "Anular las diferencias no nos pondrá más cerca, sino justamente lo contrario, es decir, la acogida al otro en sus diferencias -reflexiona-. El género se concibe como una idea que quiere imponerse sobre la realidad y esto de una manera sutil pretende socavar la humanidad en todas las áreas".
Francisco también reivindica en el libro la figura de Juan Pablo II como "clave" en la caída del muro de Berlín. "Ha sido el intérprete de las aspiraciones de libertad del pueblo que ha unido todas las fuerzas buenas que han traído un cambio decisivo", subraya.
La Doctrina Social de la Iglesia no es de ningún partido político
Asimismo, defiende que la doctrina social de la Iglesia es "del Evangelio" y no pertenece a "ningún partido político". "Yo trato de subrayar mucho la cuestión de los pobres. Ellos están en el centro del Evangelio. La doctrina social de la Iglesia es del Evangelio, y no de un partido", recalca.
Así, destaca una concepción de Juan Pablo II sobre el problema del capitalismo en la que el Papa polaco habla de "economía social de mercado". "Parece que acepta la propuesta liberal del mercado, pero lo pone dentro de la categoría de lo social. Yo creo que esto es un modo genial de poner juntas instancias distintas y leerlas según la óptica del Evangelio", asegura.
Francisco también recuerda que San Juan Pablo II vivió en primera persona la fatiga del trabajo en la fábrica, lo que le hizo "estar siempre sintonía con las peticiones de los trabajadores y concebir el trabajo como un medio de santificación y de humanización de la sociedad y de la Historia". A su juicio, a veces se ha interpretado mal el magisterio de Juan Pablo II porque se ha basado en una "interpretación ideológica".
"Una ideologización que nace de querer tomar solo algunos aspectos de su reflexión y convertirlos en eslogan, separándolos de la realidad, del contexto concreto y de la experiencia viva de la gente -añade-. La ideología mata, asesina la vida, convierte el magisterio en una pieza de museo, en algo no vivible".