Esta mañana, en Roma, en Tor Vergata, 150.000 personas venidas de todo el mundo, y representando a los 135 países en los que está presente el Camino Neocatecumenal, tuvieron un encuentro con el Papa Francisco con motivo del 50 aniversario de la fundación de este itinerario cristiano en Roma. El Santo Padre llegó hacia las 11 de la mañana, y fue recibido por Kiko Argüello, iniciador y responsable del Camino, y por el padre Mario Pezzi y Ascensión Romero, ambos parte del equipo internacional del Camino Neocatecumenal.
 
En el marco de esta celebración, el Papa Francisco envió a más de 30 familias a misionar a diversos lugares del mundo, a petición de otros tantos obispos, y colaborar con ellos en zonas secularizadas o con escasa o nula presencia de la Iglesia.
 
Dios es fiel en el amor
El Papa Francisco se dirigió a los participantes en este encuentro y les pidió que “amen las culturas y las tradiciones de los pueblos, sin aplicar modelos pre establecidos. No partan de teorías y de esquemas, sino de situaciones concretas, será el Espíritu quien plasme el anuncio según sus tiempos y sus modos”.
 

El Santo Padre junto a una foto de Carmen Hernández, fallecida hace dos años, iniciadora con Kiko Argüello del Camino Neocatecumal


En su discurso, el Santo Padre agradeció a cuantos han escuchado la llamada del Señor a vivir el Evangelio y a evangelizar y también agradeció a quienes han iniciado el Camino Neocatecumenal hace 50 años.
 
Resaltando la simbología bíblica del número cincuenta, el Pontífice señaló que este tiempo es un tiempo santo, por el cual hay que agradecer el amor y la fidelidad de Dios. “Muchas veces le agradecemos por sus dones, por lo que nos da Dios, y esto es bueno. Pero es todavía mejor agradecerle por lo que es, porque es el Dios fiel en el amor. Su bondad no depende de nosotros. Cualquier cosa que hagamos, Dios continúa amándonos fielmente. Esta es la fuente de nuestra confianza –subrayó el Pontífice– la gran consolación de la vida”. Por ello, los animó a recordar siempre el amor fiel de Dios, a hacer memoria de su bien y el dulce recuerdo del amor divino nos ayudará ante toda angustia.
 
La misión es dar voz al amor fiel de Dios
El Papa Francisco también dijo que es necesario agradecer a cuantos están por salir en misión, ya que la misión es la prioridad de la Iglesia de hoy, la misión es dar voz al amor fiel de Dios, es anunciar que el Señor nos quiere mucho y que no se cansa jamás de nosotros. La misión, señaló el Pontífice, es donar lo que hemos recibido. Misión es cumplir el mandato de Jesús de ir por todo el mundo y hacer discípulos a todos los pueblos.
 
La misión es salir
En este sentido, el Santo Padre precisó que la misión exige salir. Ante la tentación de quedarse en una situación de “comodidad”, agregó el Papa, Jesús nos dice “vayan”, no usa medios términos, no nos dice “hagan un viaje corto, un viaje con todo pagado”, sino es una llamada fuerte que resuena en todo ámbito de la vida cristiana; es una invitación a estar en salida, como peregrinos en el mundo en búsqueda del hermano que todavía no conoce la alegría del amor de Dios.


 
Para anunciar es necesario renunciar
¿Y cómo se hace para salir? El Papa Francisco afirmó que, “para salir es necesario renunciar. Sólo una Iglesia que renuncia al mundo anuncia bien al Señor. Sólo una Iglesia desligada del poder y del dinero, libre de triunfalismos y clericalismos testimonia de modo creíble que Cristo libera el hombre. Y quien, por su amor, aprende a renunciar a las cosas que pasan, abraza este gran tesoro: la libertad”. “Vayan” es un verbo que se conjuga al plural, precisó el Papa, es el verbo de la misión de quienes van juntos, de quienes caminan juntos. Este es el camino de la Iglesia que acompaña a los hermanos, sin aislarse, sin imponer su propio paso de marcha, sino unidos como Iglesia haciendo que todos los pueblos sean discípulos de Jesús resucitado.
 
Antes de concluir su discurso, el Papa Francisco dijo que el carisma del Camino es un gran don para la Iglesia de nuestro tiempo y por ello hay que agradecer al Señor por estos 50 años. “Y mirando su amorosa fidelidad –concluyó el Papa– no pierdan jamás la confianza, Él los cuidará, animándolos a ir como discípulos amados, a todos los pueblos con humilde sencillez”.