La ternura de Dios no es sentimental, sino experiencial. Es “la experiencia de sentirse amados y acogidos” en nuestra “pobreza” y “miseria” y, por lo tanto, “transformados por el amor de Dios”. Así lo explicó el Papa este 19 de enero en la catequesis de la audiencia pública en el Aula Pablo VI de la Ciudad del Vaticano.
El Papa meditó sobre la ternura de Dios Padre en el mensaje de Cristo y en sus parábolas, y se planteó cuánta de esta ternura de padre aprendió Jesús de su padre en la tierra, San José.
También advirtió a los cristianos que “sin esta revolución de la ternura, corremos el riesgo de permanecer presos en una justicia que no permite levantarnos fácilmente y que confunde la redención con el castigo”. Ese tema le llevó a recordar a las personas que están en la cárcel: también ellas pueden redimirse mediante el amor y la ternura.
Y rezó por todos con una oración pidiendo la intercesión de San José.
San José y la ternura
“San José como padre en la ternura” fue, pues, el tema central de la predicación.
Aunque los Evangelios no dan datos de cómo José educó a Jesús, el Papa piensa que podemos “intuir que el hecho de haber sido un 'hombre justo' influyó en la educación que le dio a Jesús, al que vio crecer en sabiduría, en estatura y en gracia”.
Jesús a menudo habla de Dios como "padre" y pone ejemplos de padres buenos en sus parábolas para expresar su amor. “Es hermoso pensar que el primero en transmitir a Jesús esta realidad haya sido José, que lo amó con corazón de padre”, detalla el Papa.
En la historia del hijo pródigo y su padre misericordioso, Dios es como un padre que “sin detenerse en los errores de su hijo, lo acoge con ternura y alegría, con una actitud desbordante y gratuita de amor y de perdón que supera toda lógica humana”.
El Papa animó a preguntarnos si dejamos a Dios que nos ame "con esa misma ternura para que, llenos de su amor, seamos capaces de amar así a los demás".
Por otra parte, el Santo Padre aludió a su Carta Apostólica Patris corde en la que reflexiona, precisamente, sobre este aspecto de la personalidad de San José: “Como hizo el Señor con Israel, así él le enseñó a caminar, y lo tomaba en sus brazos: era para él como el padre que alza a un niño hasta sus mejillas, y se inclina hacia él para darle de comer”
La ternura y la justicia
El Papa se explayó con la generosidad y novedad que aporta la ternura.
“La ternura es algo más grande que la lógica del mundo. Es una forma inesperada de hacer justicia. Por eso no debemos olvidar nunca que Dios no se ha asustado de nuestros pecados, de nuestros errores, de nuestras caídas, sino que se asusta por el cierre de nuestro corazón, de nuestra falta de fe en su amor”
“Hay una gran ternura en la experiencia del amor de Dios”, dijo. Señaló que es bonito “pensar que el primero que transmite a Jesús esta realidad haya sido precisamente José”.
Detalló que “la ternura no es en primer lugar una cuestión emotiva o sentimental”, sino “la experiencia de sentirse amados y acogidos” en nuestra “pobreza” y “miseria” y, por lo tanto, “transformados por el amor de Dios”.
Es bueno, dijo, “mirarnos en la paternidad de José y preguntarnos si permitimos al Señor que nos ame con su ternura, transformando a cada uno de nosotros en hombres y mujeres capaces de amar así”; puesto que, “sin esta revolución de la ternura, corremos el riesgo de permanecer presos en una justicia que no permite levantarnos fácilmente y que confunde la redención con el castigo”.
“Por esto, hoy quiero recordar de forma particular a nuestros hermanos y a nuestras hermanas que están en la cárcel. Es justo que quien se ha equivocado pague por su error, pero es igualmente justo que quien se ha equivocado pueda redimirse del propio error”
El Pontífice finalizó rezando esta oración al padre terrenal de Jesús:
Oración a San José
San José, padre en la ternura,
enséñanos a aceptar ser amados precisamente en lo que en nosotros es más débil.
Haz que no pongamos ningún impedimento
entre nuestra pobreza y la grandeza del amor de Dios.
Suscita en nosotros el deseo de acercarnos al Sacramento de la Reconciliación,
para ser perdonados y también capaces de amar con ternura
a nuestros hermanos y a nuestras hermanas en su pobreza.
Sé cercano a aquellos que se han equivocado y por esto pagan un precio;
ayúdales a encontrar, junto a la justicia, también la ternura para poder volver a empezar.
Y enséñales que la primera forma de volver a empezar
es pedir perdón sinceramente, para sentir la caricia del Padre.
Alzarse tras las caídas y rezar por la unidad cristiana
Tras la catequesis y la oración, el Papa saludó en distintos idiomas. En español dijo: “Los invito a acercarse a una actitud de reconciliación para experimentar la misericordia y la ternura de Dios, que nos ayuda a superar nuestras caídas, a levantarnos y a aprender a amar según la medida de su Corazón paternal. Que el Señor los bendiga”.
En lengua francesa animó a orar por los encarcelados, deseando que “la ternura de Dios los alcance en su camino de reparación y retorno a la sociedad, y despierte en cada uno de nosotros un gran deseo de conversión”.
A los peregrinos de lengua portuguesa les animó a que "desterrando toda forma de indiferencia, confusión y rivalidad odiosa, trabajen juntos con todos los cristianos por el amor de Cristo”. “¡Unámonos todos en su Nombre!”, añadió, en el contexto de la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos.
También en inglés, en polaco y en italiano pidió rezar por esta unidad y "pedir al Señor con insistencia el don de la plena comunión entre los creyentes”.
Por último recordó a las poblaciones de las islas de Tonga, afectadas en los últimos días por la erupción de un volcán submarino que ha causado grandes daños materiales.