Este lunes, festividad de San José, ha comenzado en Roma la reunión preparatoria del Sínodo de los Obispos y que a partir de octubre se centrará en exclusiva en los jóvenes.

El Papa Francisco ha inaugurado el pre-sínodo en el Pontificio Colegio Mater Ecclesiae y en su intervención ha pedido a los jóvenes, de los cuales hay dos representantes españoles, que renueven el rostro de la Iglesia.

“Con frecuencia se habla de los jóvenes sin preguntarles. Incluso los mejores análisis sobre el mundo juvenil, aún siendo útiles, no sustituyen la necesidad del encuentro cara a cara”, dijo Francisco, que además resaltó la importancia de las aportaciones de los jóvenes en esta reunión.


De este modo, agregó que tiene la impresión de que “estamos rodeados de una cultura en la que, si de una parte se idolatra la juventud tratando de que no se termine, por otra excluye a muchos jóvenes tratando de que no sean protagonistas”.

Sin embargo, explicó el Papa, “en la Iglesia no debe ser así. Según recoge Aciprensa, quiso resaltar que “esta reunión pre-sinodal quiere ser signo de algo grande: la voluntad de la Iglesia de escuchar a muchos jóvenes, que ninguno quede excluido”.

“El próximo Sínodo se propone, en particular, desarrollar las condiciones para que los jóvenes sean acompañados con pasión y con competencia en el discernimiento vocacional”, dijo el Papa a los presentes.


Siguiendo su explicación, afirmó que “esta es la certeza de fondo: Dios ama a cada uno y a cada uno dirige personalmente una llamada. Es un don que, cuando se descubre, llena de alegría”.

A los jóvenes les dijo que Dios “os invita a compartir la búsqueda de la vida con Él, a caminar juntos. Y nosotros, como Iglesia, deseamos hacer lo mismo, porque no podemos más que compartir con entusiasmo la búsqueda de la verdadera alegría de cada uno; no podemos tener a aquel que nos ha cambiado la vida sólo para nosotros”.



Sin embargo, subrayó que el Sínodo no sólo se dirige a los jóvenes, sino que “también será un llamado dirigido a la Iglesia, para que redescubra un renovado dinamismo juvenil”.

El Pontífice reconoció que “he podido leer algunos de los correos electrónicos del cuestionario reenviado por los jóvenes a la Secretaría del Sínodo, y me ha emocionado el llamado lanzado por algunos de los diferentes jóvenes que piden a los adultos que permanezcan cerca de ellos y que les ayuden a tomar las decisiones importantes”.


"Me viene a la cabeza el espléndido mensaje a los jóvenes del Concilio Vaticano II. Es también hoy un estímulo a luchar contra todo egoísmo, y a construir con valentía un mundo mejor. Es una invitación a buscar nuevos caminos y a recorrerlos con audacia y confianza, teniendo la mirada fija en Jesús y abriéndose al Espíritu Santo para rejuvenecer el rostro de la misma Iglesia”.
 
El Papa Francisco insistió en que este Sínodo servirá para rejuvenecer la Iglesia: “El corazón de la Iglesia también es joven porque el Evangelio es como una linfa vital que la regenera continuamente”. “Depende de nosotros ser dóciles y colaborar a esta fecundidad. Lo hacemos también en este camino sinodal, pensando en la realidad de los jóvenes de todo el mundo”.


Por otro lado, recalcó que “tenemos necesidad de reclamar el entusiasmo de la fe y del gusto de la búsqueda. Tenemos necesidad de reencontrar en el Señor la fuerza de recuperarnos de los fracasos, de ir adelante, de reforzar la confianza en el futuro”.

El Papa finalizó su discurso asegurando que “tenemos necesidad de los jóvenes, piedras vivas de una Iglesia con un rostro joven, pero sin maquillaje, es decir, no rejuvenecido, sino renovado desde dentro”. “Vosotros nos hacéis salir de la lógica del ‘siempre se ha hecho así’ para estar en modo creativo en la senda de la auténtica tradición cristiana”, concluyó.