La revista Mundo Negro ha publicado una detallada entrevista que le concedió el Papa Francisco "dos días antes de cumplir 86 años", en la que habla sobre las misiones, el Concilio Vaticano II (y sus "efervescencias imprudentes"), África y sus viajes a ese continente.
Mundo Negro es una revista peculiar y veterana, que se imprime desde 1960. Es una revista de los misioneros combonianos, especializados en la evangelización en África, y trata temas de misión y pastoral. Pero también es la publicación más prestigiosa y antigua sobre cultura y actualidad africana en España.
Acudieron a la entrevista con el Papa el periodista Javier Fariñas, el director de la publicación y sacerdote misionero Jaume Calvera, y el cardenal español Miguel Ángel Ayuso Guixot, comboniano, arabista, islamólogo y Presidente del Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso. (La entrevista entera puede leerse aquí).
Los misioneros que ayudan a las culturas a desarrollarse
"De los misioneros, lo que más me sorprende es la capacidad de meterse en la tierra y respetar las culturas y ayudarlas a que se desarrollen. No desenraízan a la gente", explica el Papa en la entrevista (que se puede leer entera aquí).
"Lo católico es eso, respetar las culturas. No hay una cultura católica como tal; sí un pensamiento católico, pero en lo católico se enraízan cada una de las culturas, y eso ya en la misma acción del Espíritu Santo en la mañana de Pentecostés". Y añade que lo católico no tiene "uniformidad", sino "la armonía de las diferencias. Y esa armonía la hace el Espíritu Santo".
El Papa critica cuando los misioneros han hecho "colonianismo", "por ejemplo, el problema serio de las escuelas en Canadá, donde estuve y allí hablé de ello".
Las "efervescencias imprudentes del Concilio"
Preguntado por el efecto del Concilio Vaticano II en las misiones, comenta que "las primeras efervescencias imprudentes del Concilio ya desaparecieron, pienso en las efervescencias litúrgicas, que casi no las hay. Y surgen, surgen resistencias anticonciliares que antes no se veían, algo típico de todo proceso de madurez".
Francisco considera que "el respeto por las culturas, el hecho de la inculturación del Evangelio, es uno de los valores que vienen como consecuencia indirecta del Concilio".
Francisco previene, eso sí, contra "ideologizar las culturas", que es, afirma, "una tentación seria actualmente".
Pide "evangelizar, anunciar, y nada más, con mucho respeto. Por eso, el pecado más grave que puede tener un misionero es el proselitismo. Lo católico no es proselitista".
Monja, dos mil partos... y una niña adoptada
El Papa comenta el caso de una monja misionera que conoció en Bangui, la capital de República Centroafricana. "Era partera. Había atendido más de dos mil y pico partos. Estaba con una chica de 13 o 14 años. Y la viejita me dijo: «Vine para acá a los veintitantos años y no me moví, y siempre con los partos». «¿Y esa niña?», le pregunté. «Es mi hija». Ella era monja y yo no entendía lo que me quería decir. «La madre murió en el parto y el papá no se sabe dónde está. Entonces, sentí como que Dios me pedía que la adoptara. Y la adopté legalmente», me dijo. Esta vieja, con la edad que tiene, remando, con su hija… Esos son los misioneros. ¿Te das cuenta? Son los que dejan su vida ahí, no cambian".
El Papa detalla que supo que la religiosa le contó hace poco que "se había roto la muñeca y que, a pesar de que no podía hacer esfuerzos, iba a la sala de partos e indicaba al personal cómo atender los nacimientos de los chicos".
Quien vaya de África a Occidente, que también evangelice
Francisco pide a los religiosos de países de misión que si van a Occidente evangelicen. Y que las congregaciones que lleguen a países necesitados también evangelicen, no se limiten a extraer vocaciones.
Pone un ejemplo. "Me acuerdo de que en el año 94 el episcopado filipino tomó una decisión muy contundente de no permitir que congregaciones religiosas femeninas que no trabajaban en el país fueran a buscar vocaciones allí porque iban, entusiasmaban a algunas chicas y se las traían aquí, y ahí se puso muy firme el episcopado filipino. Un diario italiano de la época tituló aquello como «La tratta delle novizie», como si aquello fuera una trata vocacional. Es dura la palabra trata, pero hay que tener mucho cuidado con ese espíritu de promoción humana que no siempre se identifica con la vocación, y tenemos casos, sobre todo de chicas, que vienen acá como religiosas, no están preparadas, no tienen vocación misionera y terminan en la calle".
Sobre las estadísticas de bautizos o conversiones dice: "Las estadísticas sirven, pero no hay que poner la esperanza en ellas. Me pregunto en quién pongo mi esperanza, y eso se lo pregunto a todos. ¿En quién ponéis la esperanza?, ¿en tu organización?, ¿en la capacidad sociológica de convocar?, ¿o en la fuerza del Evangelio?"
Luego, plantea un hecho constatado. "Cinco lugares - Bélgica, Holanda, España, Irlanda y Quebec - llenaron el mundo de misioneros. Hoy, estos cinco lugares no tienen vocaciones. Es un misterio. Y en menos de 100 años. ¿Cómo nos explicamos esto? Yo no le veo explicación".
Sobre la llegada de personas de África a Europa, muchas de ellas cristianas, dice: "Estas personas ofrecen un testimonio fresco de las nuevas culturas, frente a culturas más envejecidas u organizadas en un sentido «empresarial». Los conflictos de esos países nuevos o más jóvenes son distintos de los conflictos de los países más viejos y cerrados. Creo que es un remozón. Pero también puede pasar lo contrario, que se entusiasmen con ese estilo de vida un poco más estático o más pagano, si quieres, y que pierdan lo bueno que traen".
El viaje a Congo y Sudán
Sobre su viaje a Congo y a Sudán del Sur a finales de enero, detalla que conoce a la comunidad congoleña de Roma, "que la dirige una monja, sor Rita, una mujer que enseña en la universidad, pero manda ella, como si fuera un obispo, manda ella. Celebré la misa de rito congoleño aquí, es una comunidad que está muy cercana a mí". Sobre Sudán del Sur, expresa su ilusión y detalla que le acompañarán el arzobispo anglicano de Canterbury y el delegado de la Iglesia de Escocia (protestante presbiteriana).
Añade que como en la región de Goma está activa la guerrilla, allí "no se puede ir". "No voy porque tenga miedo, a mí no me va a pasar nada, pero con un ambiente así y viendo lo que están haciendo, tiran una bomba en el estadio y matan a muchísimas personas. Hay que cuidar a la gente", comenta.
Vídeo que recoge la visita del Papa Francisco a la mezquita de Bangui en 2015.
Cuando Francisco rezó en una mezquita
El Papa recuerda su viaje a República Centroafricana en 2015. "Llegué en un momento de mucha división entre la comunidad islámica y la comunidad católica, pero con un obispo que ahora es cardenal [Dieudonné Nzapalainga], con un pastor evangélico [Nicolas Nguerekoyame] y con un musulmán [Kobine Layama] que entendían bien la situación, y los tres trabajaban juntos para conseguir la unidad. Esa experiencia no la puedo olvidar. Allí abrí la puerta del Año Santo de la Misericordia, abrí el camino".
Después añade que él rezó en la mezquita de Bangui. "No estaba planeado que yo rezara en la mezquita de Bangui. Fui allí y me recibieron en la parte anterior con un discurso muy lindo. Vi que la alfombra empezaba más allá. Les pregunté si podía pasar a rezar. Como me dijeron que sí, me saqué los zapatos y me fui para allá. Cuando salí, el imam me dijo que me acompañaba. «Vení y subí al papamóvil», y fuimos al estadio, con mucha gente, fue una cosa muy linda".
África no está para ser explotada
Francisco luego denuncia la idea - "en el inconsciente colectivo de mucha gente" occidental- de que África está para ser explotada (por occidentales). "Vemos la explotación de otros países que se llevan sus recursos. Incluso la idea del africano como persona a explotar, todo el imaginario colectivo de los esclavos negros que iban a América Latina", denuncia.
Comenta además que "hace dos meses tuve una hora y media larga de diálogo vía Zoom con universitarios africanos", que le parecieron muy inteligentes. Por eso, lamenta que para muchos no sea una prioridad "la promoción intelectual de los africanos y la educación".
Sobre las guerras, insiste en una idea que ha comentado varias veces: "Uno de los problemas serios es la fabricación de armas. Alguien me dijo una vez que si se dejara de fabricar armas un año se acababa el hambre en el mundo. Una industria para matar…".
Preguntado por el papel de los medios de comunicación respecto a África, el Papa responde: "Hoy día los medios son los que te crean un ambiente. Si vos silenciás una realidad, como sos creador de ambientes..." Y añade: "No podemos silenciar la explotación, la explotación de los chicos, de las mujeres..."
El reto de la inmigración: "hay que resolverlo en África"
Luego, hablando de inmigración, comenta: "Y cuando ponés concertinas para que no se escapen… Es un crimen. Es un crimen. Y esos países que tienen un índice demográfico por el suelo, que tienen necesidad de gente, que tienen pueblos vacíos y no saben gestionar la inserción de migrantes. El migrante tiene que ser recibido, acompañado, promovido e integrado. Es malo si no se integra".
Después comenta que leyó "sobre África un librito en español, Hermanito". Es obra de un escritor y versolari vascofrancés, Amets Arzallus Antia, y de un guineano, Ibrahima Balde, que aporta su testimonio. Trata, explica el Papa, de "un chico que va a buscar a su hermano y llega a España. Lo que tuvo que sufrir para llegar ahí, los campos de concentración del norte de África, toda una industria donde la carne humana es lo que mercanteás. Es duro lo que pasa".
Y luego añade: "Una jefa de gobierno dijo una vez que el problema de las migraciones hay que resolverlo en África, ayudando a África a que sea cada vez más señora de sí misma. Y es verdad. Pero lo que hay es que África está para saquearla".
Después denuncia que hay "una injusticia europea muy grande, ¿no?" al no apoyar suficientemente a los países del Mediterráneo que reciben el impacto migratorio. "Grecia, Chipre, Italia, España y también Malta son los países que están más en el área de recibir migraciones, y lo que pasó en Italia, donde a pesar de que la política migratoria del actual Gobierno es digamos, en el buen sentido, restrictiva, siempre abrió las puertas para salvar gente que Europa no recibe". "La Unión Europea no acompaña", protesta.
Finaliza recomendando leer Mundo Negro, porque "nos saca del mundo chiquito de nuestra sociedad, de nuestra ciudad, de nuestras cositas, cositas, cositas… Mundo Negro te abre a las cosas grandes".
(La entrevista entera puede leerse aquí).