El Papa Francisco celebró este domingo 14 de mayo el tradicional rezo del Regina Coeli desde el balcón del Palacio Apostólico en la Plaza de San Pedro del Vaticano.
"El Espíritu Santo quiere quedarse con nosotros: no es un huésped de paso que viene a hacernos una visita de cortesía (...). Es un compañero de vida, una presencia estable, es Espíritu y desea morar en nuestro espíritu. Es paciente y está con nosotros también cuando caemos. Se queda porque nos ama de verdad, en medio de las dificultades", comenzó diciendo el Papa.
Como abogado nuestro
"El consuelo también se presenta cuando nos pone ante nuestros errores y nos corrige, lo hace con suavidad: en su voz, que habla al corazón, están siempre presentes el timbre de la ternura y el calor del amor (...). Es exigente, porque es un verdadero amigo, fiel, que no esconde nada, que nos sugiere qué cambiar y cómo crecer", añadió.
Francisco incidió en el modo de hacer del Espíritu Santo. "Cuando nos corrige jamás nos humilla y nunca infunde desánimo; por el contrario, nos transmite la certeza de que con Dios podemos lograrlo, siempre. Esta es su cercanía", aclaró.
"Como abogado nuestro, nos defiende de quien nos acusa. De nosotros mismos, cuando no nos queremos y no nos perdonamos, llegando quizá incluso a decirnos que somos unos fracasados y buenos para nada; del mundo, que descarta a quien no responde a sus esquemas y sus modelos; del diablo, que es el 'acusador' por excelencia y el que divide, y que hace todo lo posible para que nos sintamos incapaces e infelices", expresó.
Puedes ver aquí el rezo del Regina Coeli de este 14 de mayo.
"Si invocamos al Espíritu, aprenderemos a acoger y recordar la realidad más importante de la vida, que nos protege de las acusaciones del mal: somos hijos amados de Dios (...) ¡No nos olvidemos de Él, que está junto a nosotros, es más, en nuestro interior!", concluyó el Papa antes de tener unas palabras de aliento para Ucrania y para lamentar los enfrentamientos entre palestinos e israelíes.