El Papa Francisco se reunió con el clero de Roma en la basílica de San Juan de Letrán para el tradicional encuentro de inicio de Cuaresma.
El Papa pidió a los jóvenes que busquen un estilo sacerdotal, como si fuese un documento de identidad o una impronta personal, porque cada sacerdocio es único. De hecho, se necesita mirar no sólo las circunstancias de la vida, sino también apuntar a la creación de un estilo propio en el desarrollo del ministerio. Como es natural, incluso y a pesar de los límites de cada uno, debe considerarse cuáles tener en cuenta y “dialogar”.
Luego pidió a los sacerdotes jóvenes que busquen un guía, un hombre sabio, porque para ser eclesiales hay que hacer las cosas frente a un testigo, para confrontarlo.
Por otro lado, el sacerdote es un hombre célibe, pero no puede vivir solo, se requiere una guía que lo ayude en el discernimiento durante este tiempo de la fecundidad.
A los curas que atraviesan su mediana edad, entre los cuarenta y cincuenta años, Francisco les dijo que esa es la edad en la cual él es como un marido al cual con el tiempo se le han pasado el enamoramiento y las emociones de la juventud. Así también pasa en la relación con Dios.
En este período, resulta mucho más necesario tener una guía para el discernimiento y mucha oración, porque es peligroso seguir adelante solos. Es el momento en el cual se ve cómo crecen los hijos espirituales, y en el cual la fecundidad empieza a disminuir.
También es el tiempo de las tentaciones, de la cuales uno incluso puede avergonzarse, pero, advirtió el Papa, es el demonio el que debe avergonzarse de suscitarlas. Lo importante es no ceder. También comienza el período de los adioses, por lo cual es bueno empezar a aprender a despedirse.
Por último, los sacerdotes que tienen más de cincuenta años se encuentran en la época de la sabiduría, en la cual son llamados a ofrecer su amabilidad y disponibilidad, incluso con la sonrisa. Los fieles que se acercan a un confesor anciano no se sienten atemorizados, en él ven un hombre acogedor.
Los curas ancianos todavía pueden hacer mucho, sobre todo con la pastoral del oído, es decir, escuchando, estando cerca de cuantos están atravesando el dolor, mostrando compasión.
Este es el tiempo del perdón sin condiciones, dijo el Papa, que ha invitado a los curas ancianos a dialogar con los jóvenes y a ayudarlos a encontrar las raíces de las cuales tienen tanta necesidad las nuevas generaciones de hoy.
Llegado cerca de las 10:30, en la basílica lateranense, mientras se desarrollaba la liturgia penitencial guiada por el vicario Angelo De Donatis, el Papa confesó durante más de una hora. Al término de su meditación, antes de la bendición final, se les regaló a todos los presentes un volumen titulado Queridos hermanos en el sacerdocio… Textos de obispos de Roma dirigidos al clero romano para el Oficio de las lecturas de las ferias de Cuaresma.