El Papa Francisco ha distinguido este lunes en su homilía matinal en la residencia Santa Marta entre la "novedad de Cristo" y las novedades mundanas. Esas novedades mundanas distraen y pueden llegar a “aguar el anuncio del Evangelio”.
“La novedad del Evangelio, la novedad de Cristo no es solo que transforma nuestra alma, es transformarnos a todos nosotros: alma, espíritu y cuerpo, todos, todo, es decir, transformar el vino, la levadura, en odres nuevos”.
“La novedad del Evangelio es absoluta, es total; es para todos, porque nos transforma desde dentro hacia fuera: el espíritu, el cuerpo y la vida diaria”, añadió.
El Papa explicó que “mucha gente busca vivir el cristianismo ‘de las novedades’. Pero hoy no se puede hacer así, no se puede vivir así. Y cuánta gente que vive de las novedades que vienen propuestas por el mundo es mundana, no acepta toda la novedad. Hay una diferencia entre ‘la novedad’ de Jesucristo y ‘las novedades’ que el mundo nos propone para vivir”.
“Alguno podría decir: ‘Pero padre, somos débiles, somos pecadores…’. Esto es otra cosa. Si tú aceptas ser pecador y débil, Él te perdona, porque parte de la novedad del Evangelio es confesar que Jesucristo ha venido para el perdón de los pecados. Pero si tú dices que eres cristiano convives con estas novedades mundanas…. No, esto es hipocresía”.
Esta es la diferencia. "Y Jesús nos había dicho en el Evangelio: ‘estad atentos cuando os digan: ‘el Cristo está allí, y allí, y allá’. Cristo es solo uno, y Cristo es claro en su mensaje".
Francisco dijo entonces que “el camino de aquellos que acogen la novedad de Jesús es el mismo de Jesús: el camino hacia el martirio”.
Pero el Papa distinguió entre el martirio cruento y el de cada día: “estamos en camino y somos observados por el gran acusador que suscita a los acusadores de hoy para que caigamos en contradicción”, afirmó refiriéndose al demonio, cuyo nombre en hebreo ("shaitan", satán) significa "acusador".