El Palacio de Gobierno de Lima fue sede del encuentro entre el Papa y las autoridades civiles peruanas y cuerpo diplomático acreditado. Allí la corrupción fue el eje central del discurso de Francisco, según recoge Aciprensa.
En su discurso de bienvenida, el presidente Pedro Pablo Kuczynski agradeció la presencia del pontífice "para que nos renueve nuestra fe y nos dé un empujón hacia la paz y al diálogo".
Por su parte, Francisco reiteró su discurso de Puerto Maldonado en defensa de la Amazonia, pidiendo el respeto a sus recursos naturales, antes de pedir estar “muy atentos a esa otra forma, muchas veces sutil, de degradación ambiental que contamina progresivamente todo el entramado vital: la corrupción”. “¡Cuánto mal le hace a nuestros pueblos latinoamericanos y a las democracias de este bendito continente ese «virus» social, un fenómeno que lo infecta todo, siendo los pobres y la madre tierra los más perjudicados!”, lamentó.
"Lo que se haga para luchar contra este flagelo social merece la mayor de las ponderaciones y ayudas… y esta lucha nos compete a todos", continuó el Papa, reclamando una mayor "transparencia" a instituciones públicas, empresas privadas y sociedad civil: "Nadie puede resultar ajeno a este proceso; la corrupción es evitable y exige el compromiso de todos”.
Asimismo, exhortó a las autoridades a brindar al pueblo "la seguridad que nace de sentir que Perú es un espacio de esperanza y oportunidad… pero para todos y no para unos pocos; para que todo peruano, toda peruana pueda sentir que este país es suyo” y que se pueden establecer "relaciones de fraternidad y equidad con su prójimo y ayudar al otro cuando lo necesita; una tierra en la que pueda hacer realidad su propio futuro”. Un Perú donde haya "espacio para ‘todas las sangres’ [alusión a la novela indigenista del mismo nombre escrita en 1964 por José María Arguedas (19111969)], en el que pueda realizarse ‘la promesa de la vida peruana’ [alusión al ensayo del mismo nombre escrito en 1943 por el historiador y político Jorge Basadre (19031980)]”. En ese sentido, aseguró el compromiso de la Iglesia, "que ha acompañado la vida de esta Nación", para que Perú continúe siendo "una tierra de esperanza”.
Francisco concluyó su discurso invocando la intercesión de Santa Rosa de Lima sobre los presentes y sobre "esta bendita nación".