Con honores militares fue recibido el Papa Francisco a su llegada al aeropuerto internacional de Lima este jueves, donde protagonizará la segunda etapa de su viaje que le hará recorrer Chile y ahora Perú.

Tras dos horas de vuelo desde Iquique, donde el Papa celebró su última eucaristía en tierras chilenas, aterrizó a las 16.54 horas locales. Allí le esperaban el cardenal Cipriani, arzobispo de Lima, el presidente de la Conferencia Episcopal del país, Salvador Piñeiro, y el obispo del Callao, José Luis del Palacio. Igualmente le daba la bienvenida Pedro Pablo Kuczynski presidente del Perú.

Un niño y una niña vestidos de blanco y amarillo, los colores del Estado del Vaticano, se acercaron a realizarle una ofrenda floral. Con la alegría y la festividad que caracteriza al pueblo peruano, se realizaron danzas folclóricas para acoger al Pontífice, acompañadas por la Orquesta “Sinfonía por el Perú”.

Desde el propio aeropuerto, el Papa se desplazó directamente a la Nunciatura para descansar ante un viaje intenso y un calendario repleto de actos durante los próximos dos días. Pero para cubrir los 13 kilómetros hasta la Nunciatura, el Papa los recorrió en un vehículo descubierto para poder saludar y bendecir a los miles de peruanos que esperaban su paso.




Incluso dirigió unas palabras a los presentes, pese a que estaba visiblemente cansado: “Buenas tardes, muchas gracias por haber venido hasta aquí, gracias de corazón. Ahora quisiera darles a todos ustedes y sus familias, a los que tienen en el corazón la bendición, recemos juntos a la Virgen”.

Tras el rezo del Ave María, el Santo Padre bendijo a todos los presentes y les hizo su habitual petición: “Recen por mí, no se olviden, muchas gracias”.

En Perú, el Papa visitará tres ciudades: Lima, una tierra que vibra con la devoción popular a los grandes santos peruanos. Puerto Maldonado, la puerta de entrada meridional al pulmón del planeta en el Amazonas, y Trujillo, donde el Papa, entre otras cosas,  se encontrará a los damnificados por las catástrofes naturales.