Este domingo la Iglesia celebra por iniciativa del Papa Francisco la I Jornada Mundial de los Pobres, que le fue inspirada durante la conclusión del Jubileo de la Misericordia, donde recibió a personas necesitadas.
Por todo el mundo se están organizando actos de todo tipo para esta jornada. También en el Vaticano se están organizando numerosos actos. El central será una misa presidida por el propio Pontífice en la que participarán 4.000 pobres llegados de todo el mundo. Posteriormente 1.500 almorzarán con Francisco en el Aula Pablo VI.
Ya durante la convocatoria el Papa habló a todos los católicos de realizar gestos concretos con las personas pobres durante este domingo. Y él mismo hace una propuesta. Por ejemplo, invitarlos a “nuestra mesa como invitados de honor”.
Francisco dijo en aquel mensaje “si en nuestro vecindario viven pobres que solicitan protección y ayuda, acerquémonos a ellos: será el momento propicio para encontrar al Dios que buscamos”. De esa manera, estas personas “podrán ser maestros que nos ayuden a vivir la fe de manera más coherente”.
Para explicar mejor esta iniciativa concreta, José Octavio Ruiz Arenas, secretario del Pontificio Consejo para la Promoción de la Nueva Evangelización, afirma que “lo importantes es que, en la medida de lo posible, desarrollemos esa conciencia específica de la necesidad de ayudar a una persona concreta”, que puede ser “un familiar, un amigo o un desconocido”.
El número dos del Pontificio Consejo indicó que el Papa quiso establecer esta cita “para que tomemos conciencia de que la pobreza es una realidad presente a la que no podemos dar la espalda”.
“La pobreza está en todo el mundo. Somos conscientes de que la principal fuente de la pobreza es la mala distribución de las riquezas, el egoísmo, el acaparamiento de los bienes materiales, el olvido de los demás”, agregó.