El primer acto del Papa en Colombia fue un encuentro informal con jóvenes del Instituto Distrital para la Protección de la Niñez y la Juventud (Idipron), una entidad fundada por el sacerdote salesiano Javier de Nicoló, que atiende a niños y jóvenes en situación de vulnerabilidad social y de indigencia.

El acto tuvo lugar a las puertas de la Nunciatura Apostólica en Bogotá, donde Francisco hizo una primera pregunta a los chicos presentes: "Gracias por la alegría, gracias por el coraje. No se dejen robar la alegría. ¿Qué es lo que no se tienen que dejar robar?”, preguntó. Los jóvenes respondieron: “¡La alegría!”.

“Que nadie se la robe, que nadie los engañe. No se dejen robar la esperanza. ¿Qué es lo que no se deben dejar robar?”, continuó el Papa. “¡La esperanza!”, respondieron los presentes.

El encuentro estuvo marcado por la música, que incluyó una intepretación rapera y danzas tradicionales.

El Papa les agradeció “el esfuerzo que han hecho": "Muchas gracias por el camino que se han dignado a realizar, eso se llama heroísmo. Hasta los más chicos pueden ser héroes y los más pobres. Vivieron engañados, se equivocan, se levantan, y son héroes y van adelante ¡Sigan adelante! ¡Sigan adelante así!”, les exhortó.

Tras la intervención musical, dos jóvenes, Angie y Ferney, compartieron con el Papa su testimonio.

Angie dijo que aceptan la “invitación a que demos el primer paso. Entendemos que usted lo hace a nosotros al venir acá a encontrarnos desde tan lejos. Le aseguramos que daremos el nuestro, no solo escuchándolo y adhiriéndonos a sus propuestas de humanización de los marginados de la sociedad, sino poniendo nuestro empeño por triunfar sobre las tentaciones que nos acosan y destruyen. Este día quedará imborrable en la memoria de nuestro corazón”, concluyó la chica.

“Al parecer la mugre que nos hace dormir en las calles nos hace invisibles ante algunos corazones, para quienes somos simplemente indigentes, desechables y que deberíamos desaparecer”, dijo, por su parte, el joven Fernie: sin embargo, “somos seres humanos que podemos servir y que agradecemos a quienes, a ejemplo de Jesús, nos han brindado su manos sin juzgar ni señalar”.

Según informa Aciprensa, el Papa recibió tres regalos de parte de los jóvenes: una ruana, un velón y un vitral. La ruana o poncho había sido tejida personalmente por los jóvenes de Idipron, y Francisco se la puso. El velón, obra de los jovenes que están en la primera etapa del camino para abandonar la calle, es un símbolo: "La luz que es usted para cada uno de nosotros, seguidores y creyentes de Cristo, el que Resucitado nos ilumina”, le dijeron. Finalmente, el vitral con la imagen de una custodia del Santísimo como muestra de que quieren irse “en su corazón”: para que “recuerde a todos estos jóvenes que creen y confían en usted”.

Tras recibir los regalos, el Papa volvió a tomar la palabra y les dijo: “¿Les puedo pedir un favor? Que recen por mí. ¿Lo van a hacer? Que Dios los bendiga, y gracias porque [los regalos]] son muy lindos”.