En la alocución del rezo del Ángelus de este primer domingo de Adviento, el Papa ha señalado que Jesús viene a nosotros, pero no a través de lo extraordinario, sino de lo cotidiano.
“Muchas veces hemos oído decir que el Señor está presente en nuestro camino, que nos acompaña y nos habla. Pero tal vez, distraídos como estamos por tantas cosas, esta verdad nos queda sólo en teoría; sí, sabemos que el Señor viene pero no lo vivimos, ¿verdad? O nos imaginamos que el Señor viene de una manera llamativa, tal vez a través de algún signo prodigioso”, comentó el Papa.
Que Jesús pase y no lo reconozcamos
Ha recordado una inquietante frase de San Agustín: “Temo que el Señor pase y no lo reconozca”. Citando la Biblia, el Papa recordó que incluso antes señales extraordinarias y grandes profetas y avisos, la gente no presta atención a Dios.
"¿Qué hicieron en los días de Noé? Porque Él dice 'como en los días de Noé'. Simplemente las cosas normales y corrientes de la vida: como siempre, "la gente comía, bebía y se casaba”, citó el Pontífice.
“Prestemos atención a esto, repite el Sucesor de Pedro: ¡no se dieron cuenta de nada! Estaban absortos en sus cosas y no se dieron cuenta de que el diluvio se acercaba. De hecho, Jesús dice que cuando Él venga, "habrá dos hombres en el campamento: uno será llevado y el otro dejado" (v. 40)”.
“¿Cuál es la diferencia? ¿En qué sentido? Simplemente que uno estaba vigilante, esperaba, capaz de discernir la presencia de Dios en la vida cotidiana; el otro, en cambio, estaba distraído, "arrastrado", así como si nada, y no se daba cuenta de nada”.
Dios en las cosas cotidianas
Así, el Papa avisó de que “Dios está escondido en nuestra vida, escondido en las situaciones más comunes y corrientes de nuestra vida. No viene en eventos extraordinarios, sino en cosas cotidianas”.
Por ejemplo, Jesús "está ahí en nuestro trabajo diario, en un encuentro fortuito, en el rostro de una persona necesitada, incluso cuando afrontamos días que parecen grises y monótonos, justo ahí está el Señor, llamándonos, hablándonos e inspirando nuestras acciones".
Y así ha exhortado a estar atentos en Adviento: “¿Estoy tratando de reconocer la presencia de Dios en las situaciones cotidianas, o estoy distraído y un poco abrumado por las cosas? Si no somos conscientes de su venida hoy, tampoco estaremos preparados cuando venga al final de los tiempos. Por lo tanto, ¡permanezcamos atentos!”.
"Por esto, hermanos y hermanas, ¡permanezcamos vigilantes! Esperando que el Señor venga, esperando que el Señor se nos acerque, porque Él está, pero esperando: atentos. Y que nos ayude la Virgen Santa, Mujer de la esperanza, que supo captar el paso de Dios en la vida humilde y oculta de Nazaret y lo acogió en su seno, nos ayude en este camino de estar atentos para esperar al Señor que está entre nosotros y pasa".
Un hombre sin techo murió de frío en la columnata de Bernini
Tras la oración, el Papa hizo mención de varios asuntos de actualidad. Pidió que acabe la violencia en Tierra Santa, donde la tensión es alta en Jerusalén tras unos atentados esta semana junto a una parada de autobús. "El miércoles pasado dos viles atentados en Jerusalén hirieron a muchas personas y mataron a un niño israelí. Y el mismo día, durante los enfrentamientos armados en Nablús, murió un niño palestino", denunció el Pontífice.
"Recemos por estos jóvenes que murieron y por sus familias, especialmente por sus madres. Espero que las autoridades israelíes y palestinas se preocupen más por la búsqueda del diálogo, por construir la confianza mutua, sin la cual nunca habrá una solución de paz en Tierra Santa". En realidad, en el atentado en Jerusalén las víctimas mortales ya son dos, al morir por las heridas un hombre de 50 años, casado y padre de 6 hijos. La otra víctima mortal tenía 16 años. Y hay unos 20 heridos.
El Papa recordó las inundaciones en la isla italiana de Ischia, con un muerto y 12 desaparecidos en un deslizamiento de tierras. "Rezo por las víctimas, por los que sufren y por todos los que han acudido al rescate", dijo.
También expresó su recuerdo a "Burkhard Scheffler, que murió hace tres días aquí, bajo la columnata de la plaza de San Pedro: murió de frío".
Se trataba de un alemán de 61 años. Según había relatado el Limosnero Papal, Cardenal Konrad Krajewski, a Vatican News, a esta persona se le había ofrecido un lugar para poder dormir caliente, pero había rechazado esta propuesta y optado por permanecer en la calle. Era asistido por el Dicasterio para el Servicio de la Caridad.
Otros saludos
El Pontífice saludó también a los peregrinos "procedentes de Italia y de varios países, especialmente a los peregrinos de Varsovia y Granada, a los representantes de la comunidad rumana y a los de la comunidad de Timor Oriental presentes en Roma, así como a los ecuatorianos que celebran la fiesta de Nuestra Señora de El Quinche". Dirigió "un agradecimiento especial a los panaderos italianos, con el deseo de poder superar las dificultades actuales".
Francisco extendió un saludo "a los participantes en la marcha, que ha tenido lugar esta mañana para denunciar la violencia sexual contra las mujeres, desgraciadamente una realidad generalizada y extendida en todas partes y que además se utiliza como arma de guerra".
"No nos cansemos de decir no a la guerra, no a la violencia, sí al diálogo, sí a la paz; en particular por el martirizado pueblo ucraniano. Ayer recordamos la tragedia del Holodomor". Y antes de desear a todos "un buen camino de Adviento", saludó al Foro Internacional de Acción Católica (FIAC), reunido en Roma para su VIII Asamblea.