Francisco recibió este viernes a representantes de la Organización Internacional Italo-Latinoamericana con motivo del quincuagésimo aniversario de este organismo, fundado en Roma en 1966 ara fomentar la cooperación entre Italia y los países iberoamericanos.
El Papa señaló a los presentes las prioridades que deben regir sus relaciones:
“Los países de América Latina son ricos en historia, cultura, recursos naturales; además sus gentes son ‘buenas’ y solidarias con los demás pueblos” lo que “se ha comprobado ante las recientes catástrofes naturales, cómo se han ayudado unos a otros, siendo un ejemplo para toda la comunidad internacional”, dijo Francisco.
Pero el Papa reconoció que “la actual crisis económica y social ha golpeado a la población y ha hecho que crezcan la pobreza, la desocupación, la desigualdad social, como también que se explote y se abuse nuestra casa común”. “Ante esta situación se necesita un análisis que tenga en cuenta la realidad de las personas concretas, la realidad de nuestro pueblo” porque “nos ayudará a darnos cuenta de las necesidades reales que existen, como también a apreciar la riqueza que cada persona y pueblo encierra en sí misma”.
También destacó la importancia de aunar esfuerzos. “Coordinar no es dejar hacer al otro, y al final dar el visto bueno; sino que conlleva mucho tiempo y esfuerzo; es un trabajo escondido y poco valorado, pero necesario”.
En su opinión, América Latina debe hacer frente al “fenómeno de la emigración” que “en los últimos años se ha incrementado de una manera nunca antes vista”: “Nuestra gente, impulsada por la necesidad, va en busca de ‘nuevos oasis’, donde puedan encontrar mayor estabilidad y un trabajo que dé mayor dignidad a sus vidas”.
“Pero en esa búsqueda, muchas personas sufren la violación de sus derechos; muchos niños y jóvenes son víctimas de la trata y son explotados, o caen en las redes de la criminalidad y la violencia organizada”, manifestó.
Es más, “la emigración es un drama de división: se dividen las familias, los hijos se separan de sus padres, se alejan de su tierra de origen, hasta los mismos gobiernos y los países se dividen ante esta realidad”.
El Papa pidió a este respecto “una política conjunta de cooperación para abordar este tema. No se trata de buscar culpables y de eludir la responsabilidad, sino que todos estamos llamados a trabajar de manera coordinada y conjunta”.
Una “cultura del diálogo” es necesaria puesto que “algunos países están atravesando momentos difíciles a nivel político, social y económico”. “Los ciudadanos que tienen menos recursos –dijo Francisco– son los primeros en notar la corrupción que existe en las distintas capas sociales y la mala distribución de las riquezas”.
En este sentido, “la promoción del diálogo político es esencial, ya sea entre los distintos miembros de esta Asociación, así como también con países de otros continentes, de modo especial con los de Europa, por los lazos que los unen”. Y “en esta colaboración y diálogo se encuentra la diplomacia como instrumento fundamental y de solidaridad para alcanzar la paz”, afirmó.
Pero no un “diálogo de sordos”, sino el que conlleva una actitud “receptora que acoja sugerencias y comparta inquietudes”. “Es un intercambio recíproco de confianza, que sabe que al otro lado está un hermano con la mano tendida para ayudar, que desea el bien de las partes y estrechar vínculos de fraternidad y amistad para avanzar por caminos de justicia y de paz”, indicó según recogió Aciprensa.