Por ello invitó a los presentes a elegir qué estrella seguir: "También en nuestra vida hay varias estrellas, luces que brillan y que nos orientan. De nosotros depende decidir cuál seguimos”. Hay “luces intermitentes que vienen y van, como las pequeñas satisfacciones de la vida: aunque sean buenas, no bastan, porque duran poco y no nos dan la paz que buscamos”. Ya hay “luces deslumbrantes del dinero y del éxito, que lo prometen todo rápido: son seductoras, pero con su intensidad nos ciegan y nos hacen pasar del sueño de gloria a la oscuridad más profunda”.
La luz que nos invitan los Reyes Magos a seguir es, por el contrario, "una luz estable y amable, que no caduca porque no es de este mundo: viene del cielo y brilla en el corazón. Es la luz del Señor, o mejor dicho: es el Señor. Él es nuestra luz: una luz que no se apaga, sino que nos acompaña y nos entrega una alegría única".
“Quien ha encontrado a Jesús ha experimentado el milagro de la luz que disipa las tinieblas y conoce esta luz que ilumina y brilla", continuó Francisco: "Quisiera, con gran respeto, invitar a todos a no tener miedo de esta luz y abrirse al Señor. Sobre todo, quisiera decir los que han perdido la fuerza de buscar, a los que, prisioneros de la oscuridad de la vida, han perdido el deseo: ‘Ánimo, la luz de Jesús vence las tinieblas más oscuras’”.
Francisco advirtió también de los riesgos y trampas del camino de la vida: "Hay también trampas que se deben evitar: las charlas superficiales y mundanas, que frenan el paso; los caprichos paralizantes del egoísmo; los agujeros del pesimismo que bloquean la esperanza. Estos obstáculos bloquearon a los escribas, de los que habla el Evangelio de hoy. Sabían dónde se encontraba la luz, pero no se movieron. Su conocimiento era vano: no basta con saber que Dios ha nacido si no se hace con Él la Navidad en el corazón”.
A continuación el Papa habló a las 35.000 personas presentes del regalo que pensaba hacerles, un librito de bolsillo que fue distribuido en su nombre por algunos voluntarios y religiosos, así como refugiados y personas sin techo: "Los Reyes Magos ofrecen a Jesús sus dones, pero en realidad el verdadero regalo es el mismo Jesús, el verdadero don de Dios: Él en efecto es el Dios que se dona a nosotros, en Él vemos el rostro misericordioso del Padre que nos espera, nos acoge, nos perdona siempre".
El opúsculo, del que se imprimieron 50.000 copias, incluye breves reflexiones sobre la misericordia de Dios extraídas de distintas historias evangélicas: la pecadora pública, Zaqueo, Mateo el publicano, la samaritana, el buen ladrón, San Pedro...
"Y hablando de dones", continuó, "también yo he pensado en ofrecerles un pequeño regalo… aunque faltan los camellos… le daré el regalo. El librito Iconos de misericordia. El don de Dios es Jesús, misericordia del Padre y por ello, para recordar este don de Dios les brindo este presente, que será distribuido por los pobres, los sin techo, los refugiados y muchos voluntarios que saludo cordialmente y agradezco de todo corazón. Les deseo un año de justicia, de perdón, de serenidad, pero sobre todo un año de misericordia. Los ayudará leer este libro. Es de bolsillo y pueden llevarlo con ustedes. Por favor no se olviden de hacerme el regalo de vuestra oración".