Desde 1879 el Papa ha confiado cada año al Apostolado de la Oración –hoy denominado Red Mundial de Oración- una intención universal por la que rezar. Y por ello durante más de un siglo millones de católicos han rezado por las intenciones de oración que les ha pedido el Santo Padre.

Para este 2017, el Papa Francisco les ha confiado una sola intención de oración al mes por las que hace falta una necesidad importante de rezar. Estas son las peticiones del Papa mes a mes:


Por todos los cristianos, para que, fieles a las enseñanzas del Señor, aporten con la oración y la caridad fraterna, a restablecer la plena comunión eclesial, colaborando para responder a los desafíos actuales de la humanidad.


Por aquellos que están agobiados, especialmente los pobres, los refugiados y los marginados, para que encuentren acogida y apoyo en nuestras comunidades.


Por los cristianos perseguidos, para que experimenten el apoyo de toda la Iglesia, por medio de la oración y de la ayuda material.


Por los jóvenes, para que sepan responder con generosidad a su propia vocación; considerando seriamente también la posibilidad de consagrarse al Señor en el sacerdocio o en la vida consagrada.


Por los cristianos de África, para que den un testimonio profético de reconciliación, de justicia y paz, imitando a Jesús Misericordioso.


Por los responsables de las naciones, para que se comprometan con decisión a poner fin al comercio de las armas, que causa tantas víctimas inocentes.


Por nuestros hermanos que se han alejado de la fe, para que, a través de nuestra oración y el testimonio evangélico, puedan redescubrir la cercanía del Señor misericordioso y la belleza de la vida cristiana.


Por los artistas de nuestro tiempo, para que, a través de las obras de su creatividad, nos ayuden a todos a descubrir la belleza de la creación.


Por nuestras parroquias, para que, animadas por un espíritu misionero, sean lugares de transmisión de la fe y testimonio de la caridad.


Por el mundo del trabajo, para que a todos les sean asegurados el respeto y la protección de sus derechos y se dé a los desempleados la oportunidad de contribuir a la construcción del bien común.


Por los cristianos de Asia, para que, dando testimonio del Evangelio con sus palabras y obras, favorezcan el diálogo, la paz y la comprensión mutua, especialmente con aquellos que pertenecen a otras religiones.


Por los ancianos, para que sostenidos por las familias y las comunidades cristianas, colaboren con su sabiduría y experiencia en la transmisión de la fe y la educación de las nuevas generaciones.