Uno de los eventos principales de la visita del Papa Francisco a Bélgica ha sido la beatificación de la española Ana de Jesús, monja carmelita del siglo XVII y fiel compañera de Santa Teresa de Jesús, cuyos restos se encuentran en Bruselas tras haber realizado en esta zona de Europa varias fundaciones de carmelos.

Durante la misa celebrada en el estadio Rey Balduino de Bruselas, el Papa beatificó a Ana de Jesús. En su homilía, el Santo Padre elogió a la beata Ana de Jesús por dar testimonio de la fe cristiana a través de la pobreza, la oración y la caridad, especialmente en un tiempo “marcado por dolorosos escándalos”. “Acojamos con gratitud el ejemplo que nos ha dado de ‘estilos femeninos de santidad’, suaves pero fuertes”, afirmó.

Santa Teresa llego a definir a Ana de Jesús como “la capitana de las prioras” y con este espíritu fuerte como el de Teresa, Ana de Jesús fundó carmelos en París, Pontoise, Dijon, Bruselas, Lovaina y Mons y promovió la creación de los carmelos de Cracovia y Amberes.  Sin ella, la obra de Teresa de Ávila no habría llegado hasta nuestros días pues Ana de Jesús recopiló todos los escritos de la santa.

Ana de Jesús (Ana de Lobera y Torres) nació en Medina del Campo en 1545 y murió en Bruselas en 1621. Le presentaron a Santa Teresa de Ávila cuando tenía 18 años y fue una de sus colaboradoras más cercanas junto con María de San José. Fue compañera de habitación de la santa en Salamanca cuando Teresa escribía Las Fundaciones y su enfermera en sus últimos años.

Trató de cerca con San Juan de la Cruz (guardó su original del Cántico Espiritual) y con el padre Jerónimo Gracián, director espiritual de Santa Teresa y primer provincial de los carmelitas descalzos. Con san Juan de la Cruz fundó el Carmelo de Granada. Más adelante logró fundar un carmelo en Madrid, tarea difícil que se le resistió a Santa Teresa.

En 1604 fundó el carmelo de París y en 1607 en Países Bajos (los gobernaba Isabel Clara Eugenia, hija de Felipe II y amiga de Ana). Gracián era su director espiritual en Países Bajos.

Murió en 1621 en Bruselas y empezó enseguida su proceso de beatificación, que quedó atascado en 1642, se retomó en 1872 y finalmente en 2024 ha podido ser beatificada.

En sus textos muestra tener muy clara su misión: difundir la reforma teresiana fuera de España. Quemó -con dolor- las muchas cartas que recibió de Santa Teresa por indicación de la misma santa. De Ana de Jesús se conservan copias de 53 cartas escritas entre 1590 y 1621, muy valoradas por los historiadores porque hablan con detalle de grandes figuras con las que trató, y consejos sobre como traducir el castellano de Santa Teresa a otras lenguas.