En este templo se veneran las reliquias de dos mártires a la vez polacos e hispanos, europeos y americanos, y además jóvenes de tiempos modernos.
Se trata de los misioneros franciscanos Zbigniew Strzałkowski y Michał Tomaszek, asesinados el 9 agosto 1991 en Perú, por los terroristas maoístas de Sendero Luminoso, en la localidad de Pariacoto. Fueron beatificados el 5 de diciembre junto al sacerdote italiano Alessandro Dordi, de la diócesis de Bergamo.
Junto a los franciscanos y algunos familiares de los sacerdotes mártires que estaban en la iglesia, el Papa recitó la siguiente plegaria.
Dios omnipotente y misericordioso, Señor del Universo y de la historia humana: todo lo que has creado es bueno, y tu compasión por el hombre, que te abandona una y otra vez, es inagotable.
Venimos hoy a implorarte que ampares al mundo y a sus habitantes con la paz, alejando de él el destructivo oleaje del terrorismo, restaurando la amistad y derramando en los corazones de tus criaturas el don de la confianza y la prontitud para perdonar.
Dador de la vida, te pedimos también por todos los que han muerto, víctimas de los brutales ataques terroristas. Concédeles la recompensa y la alegría eternas. Que intercedan por el mundo, sacudido por la angustia y desgracias.
Jesús, Príncipe de la Paz, te rogamos por los heridos en los ataques terroristas: los niños y los jóvenes, las mujeres y los hombres, los ancianos, las personas inocentes y los que han sido agredidos por casualidad. Sana su cuerpo y el corazón, que se sientan fortalecidos por tu consuelo, aleja de ellos el odio y el deseo de la venganza.
Santo Espíritu Consolador, visita a las familias que lloran la pérdida de sus familiares, víctimas inocentes de la violencia y el terrorismo. Cúbreles con el manto de tu divina misericordia. Que encuentren en Ti la fuerza y el valor para continuar siendo hermanos y hermanas de los demás, especialmente de los extranjeros y los inmigrantes, testimoniando con su vida tu amor.
Mueve los corazones de los terroristas para que reconozcan la maldad de sus acciones y vuelvan a la senda de la paz y el bien, el respeto por la vida y la dignidad de cada ser humano, independientemente de su religión, origen o status social.
Dios, Eterno Padre, escucha compasivo esta oración que se eleva hacia Ti entre el estruendo y la desesperación del mundo, llenos de confianza en tu infinita Misericordia, confiando en la intercesión de tu Santísima Madre, fortalecidos con el ejemplo de los beatos mártires de Perú, Zbigniew y Michał, que has convertido en valientes testigos del Evangelio hasta derramar su sangre, nos dirigimos a Ti con gran esperanza, suplicando el don de la paz y pidiendo que alejes de nosotros el látigo del terrorismo.
Por Jesucristo, nuestro Señor Amén.