Dorota Addelmoula, una portavoz de la organización que estaba entre ellos, explicó luego que esa comida compartida “es un momento que nos ha inspirado y nos seguirá inspirando”.
Los comensales conversaron en español. El menú consistía en típicos ravioles del estilo polaco, ensalada, frutos de mar y pescado.
Fatima Leung-Wai, llegada de Nueva Zelanda, preguntó al Papa “cuál es el desafío más importante para él y me ha respondido: ‘¡que los jóvenes no pierdan la esperanza!’”
Los chicos también le preguntaron lo que se necesita para llevar la fe a otras personas. El Papa respondió: “Más que la palabra, sirve el ejemplo”.
José Pasternak es de Sao Paulo, Brasile, pertenece a la comunidad Shalom y es misionero en Italia desde hace nueve años. Desde hace dos está en Cracovia sirviendo como voluntario. “Siempre he ayudado a otros a ir a una JMJ. Ahora con 36 años vivo mi primera Jornada Mundial de la Juventud”, afirma.
Para él, las palabras de Francisco “han quedado impresas, nos ha hablado de varios temas y tenía una respuesta para todo”. Él le preguntó cómo explicarle la Palabra de Dios a quien no cree y “el Papa me ha respondido que primero es el testimonio. Y cuanto te vean alegre y te pregunten qué cosa tienes, ha dicho, entonces podrás comenzar a hablar”.
Paula Mora, colombiana preguntó al Pontífice cómo se sintió al momento de su elección. El Santo Padre, narra la joven, respondió que “estaba muy tranquilo, y esta calma no lo ha dejado aún. La ha definido como un don de Dios”.
“Le hemos preguntado si es que quería pedirnos alguna cosa, pero él nos ha dicho que quería escucharnos. Las preguntas han sido muy espontáneas y él ha respondido con paciencia y con un espíritu vivaz y disponible”, cuenta Paula.
Malgorzata Krupnik, una de las encargadas de las inscripciones, también estuvo en el almuerzo y comenta que “ha sido una alegría enorme ver aquí a las personas que han llegado” para esta JMJ Cracovia 2016. También hablaron de Polonia y de la importancia de que mantenga su religiosidad.