El Papa Francisco ha reanudado las misas que cada mañana celebra en la Casa Santa Marta y en la homilía que ha pronunciado este lunes ha hablado de la respuesta ante el deseo de “escándalo” y “división”.
De este modo, Francisco aseguró que sólo pueden ser contrarrestados mediante el silencio y la oración. “El Señor nos da la gracia de discernir cuándo debemos hablar y cuándo debemos callar”, afirmó.
El Pontífice explicó durante la Eucaristía que “la verdad es suave, la verdad es silenciosa” y que “con las personas que buscan solamente el escándalo, que buscan solamente la división” el único que camino que hay es el del “silencio” y la “oración”.
Según recoge Vatican News, Francisco explicó el pasaje del Evangelio de Lucas en el que Jesús, regresado a Nazaret, es recibido con recelo. Por lo tanto, explicó el Papa, la Palabra del Señor cristalizada en esta narración permite "reflexionar sobre el modo de actuar en la vida cotidiana, cuando hay malentendidos" y entender "como el padre de la mentira, el acusador, el diablo, actúa para destruir la unidad de una familia, de un pueblo".
Ningún profeta es bien recibido en su patria
Llegado a la sinagoga, Jesús es acogido por una gran curiosidad: todos quieren ver con sus propios ojos las grandes obras de las que fue capaz en otras tierras. Pero el Hijo del Padre Celestial usa solo "la Palabra de Dios", un hábito que adopta incluso cuando "quiere vencer al Diablo".
Y es precisamente esta actitud de humildad la que deja espacio para la primera "palabra-puente", aclaró el Papa Bergoglio, una palabra que siembra “duda”, que conduce a un cambio de atmósfera, "de la paz a la guerra", "del asombro a la indignación”. Con su “silencio” Jesús vence a los “perros salvajes”, vence "el diablo" que "había sembrado la mentira en el corazón".
“No eran personas, eran una manada de perros salvajes que lo expulsaron de la ciudad. No razonaban, gritaban ... Jesús callaba. Lo llevaron al borde del monte para tirarlo abajo. Este pasaje del Evangelio termina así: "Pero Él, pasando entre ellos, comenzó a caminar”.
La dignidad de Jesús, con su silencio vence ese mundo salvaje y se va. Porque todavía no había llegado la hora. Lo mismo sucederá el Viernes Santo: la gente que el Domingo de Ramos había celebrado la fiesta para Jesús y le dijo “Bendito seas, Hijo de David”, dijo "crucifícalo": habían cambiado. El diablo había sembrado la mentira en el corazón, y Jesús estaba en silencio”.
"Esto - agregó el Papa - nos enseña que cuando existe esta manera de actuar, de no ver la verdad, permanece el silencio. El silencio que gana, pero a través de la Cruz. El silencio de Jesús. Pero cuantas veces en las familias empiezan las discusiones sobre política, sobre el deporte, sobre dinero y una y otra vez esas familias terminan destruidas, en estas discusiones en las cuales se ve que el diablo está allí que quiere destruir… silencio. Expresar lo que sientes y luego callar. Porque la verdad es suave, la verdad es silenciosa, la verdad no es rumorosa. No es fácil, eso que ha hecho Jesús; pero existe la dignidad del cristiano que está asegurada en la fuerza de Dios. Con las personas que no tienen buena voluntad, con las personas que buscan solamente la destrucción, incluso en las familias: silencio. Y oración”.