“El testimonio de estos médicos ha llevado mi el corazón allá abajo, a estos lugares hacia donde han ido simplemente para encontrar a Jesús, y esto me ha hecho mucho bien”. Lo indicó el Papa Francisco al recibir este sábado en audiencia a los amigos, sostenedores, voluntarios y cooperadores de Médicos con África-CUAMM (Colegio Universitario de Aspirantes a Médicos Misioneros), según recoge Zenit.
Estos médicos misioneros que trabajan en África, nacieron hace 65 años de una iniciativa de la diócesis italiana de Padua, con proyectos la largo término en una óptica de desarrollo. Fueron los fundadores el médico Francesco Canova y el sacerdote Luigi Mazzuca. Al inicio de la audiencia en el Aula Pablo VI, el sucesor del religioso, Don Dante Carraro, narró con énfasis algunas escenas tremendas de estos países en los que trabajan, del prosaísmo a la situación de precariedad, pasando por las madres que mueren de parto y del entusiasmo de los médicos que allí trabajan.
“Les agradezco –les dijo el Santo Padre a esta institución de médicos laicos– por lo que hacen en favor del derecho humano fundamental de la salud para todos”. Y precisó: “La salud de hecho no es un bien de consumo, pero un derecho universal, motivo por el cual el acceso a las curas médicas no puede ser un privilegio”. Lamentó así que en muchos lugares aún hoy “la salud sea un privilegio para pocos, quienes pueden permitírselo”.
Les agradeció que hayan “elegido los países más pobres de África, los sub-sarianos y las regiones más olvidadas, el ‘ultimo kilómetro’ de los sistemas sanitarios”, porque allí “el Señor les envía para que sean buenos samaritanos, a salir para encontrar al pobre Lázaro”. Y señaló que “la puerta que lleva del primero a tercer mundo. ¡Esta es vuestra puerta santa!”.
El Pontífice recordó que en África demasiadas madres mueren aún durante el parto, y muchos niños no superan el primer mes de vida. “Les animo a quedarse en medio de esta humanidad sufridora” les exhortó Francisco, “para ser expresión de la santa Iglesia madre que se inclina y sana a los más débiles”.
Les recordó también que son médicos ‘con’ África y no ‘para’ África, señalándoles así la necesidad de “involucrar a la población africana en el proceso de crecimiento, caminando juntos”; les agradeció la participación que tienen con los gobiernos locales compartiendo responsabilidades y “dejándolas cuando llegan a la posibilidad de seguir por sí mismas”.
Recordando a los dos fundadores de la iniciativa, les pidió “llevar adelante esta obra, como una Iglesia que no es una super clínica para VIP, sino más bien un ‘hospital de campo’. Y al despedirse el Papa les pidió que recen por él, “para que siempre pueda ser más pobre”.