El perdón es un "derecho humano. La capacidad de ser perdonado es un derecho humano. Todos tenemos derecho a ser perdonados si pedimos perdón", ha proclamado el Papa Francisco entrevistado en el programa televisivo "Che tempo che fa", de Fabio Fazio en la RAI Tre, televisión pública italiana.
La entrevista completa en italiano duró 1 hora y se puede ver aquí en italiano.
El Papa, hablando desde la residencia Santa Marta, habló de las guerras, los migrantes, la salvaguarda de la creación, la relación entre padres e hijos, el mal y el sufrimiento, la oración, el futuro de la Iglesia y sus amigos.
Migrantes que mueren, indiferencia al dolor
En Italia se hablaba estos días de 12 migrantes encontrados muertos por congelación en la frontera entre Grecia y Turquía. Para el Papa "esto es un signo de la cultura de la indiferencia".
El Papa relacionó los migrantes con guerras inacabables que, además, no llaman la atención de la comunidad internacional. Puso el ejemplo de la Guerra de Yemen.
"¿Cuánto tiempo lleva Yemen sufriendo la guerra y cuánto tiempo llevamos hablando de los niños de Yemen? Un claro ejemplo. Hace años que no hay solución al problema. No quiero exagerar. Más de 7 años seguro, si no 10. Hay categorías que importan y otras que están en el fondo: los niños, los inmigrantes, los pobres, los que no tienen comida. Estos no cuentan, al menos no cuentan en primer lugar. Hay gente que ama a estas personas, que intenta ayudarlas, pero en el imaginario universal lo que cuenta es la guerra, la venta de armas. Piensa que, con un año sin fabricar armas, podrías dar comida y educación a todo el mundo, de forma gratuita. Pero esto está en segundo plano", dice el Papa Francisco.
Recordó al pequeño Alan Kurdi, el niño sirio de algo más de dos años encontrado muerto en una playa turca, huyendo de la guerra. Lo puso como ejemplo de otros niños "que no conocemos" y que "mueren de frío" cada día. "Vemos cómo se movilizan las economías y lo que es más importante hoy, la guerra: la guerra ideológica, la guerra de poderes, la guerra comercial y tantas fábricas de armas", dice el Papa.
España e Italia acogen migrantes... el resto de la UE no
El Papa denuncia el daño de las mafias que trafican con migrantes, pero también el de las autoridades portuarias y países que no acogen los barcos.
"Para llegar al mar sufren tanto", dice el Pontífice. Y menciona los "lagers" (centros o campos) en Libia. "Cuánto sufren en manos de los traficantes los que quieren escapar". Hay películas que lo demuestran y muchas se conservan en la Sección de Migrantes y Refugiados del Dicasterio para el Desarrollo Humano. "Sufren y luego se arriesgan a cruzar el Mediterráneo. Entonces, a veces, son rechazados, por alguien que por responsabilidad local dice 'No, aquí no vienen'; hay estos barcos que van de un lado a otro buscando un puerto, que vuelven o mueren en el mar. Esto ocurre hoy", reiteró el Papa.
"Cada país debe decir cuántos inmigrantes puede acoger", reconoce el Papa. "Es una cuestión de política interna que debe estar bien pensada y decir 'puedo hasta este número'", admite. Pero no es sólo un tema de cada país. "¿Y los demás? Está la Unión Europea, tenemos que ponernos de acuerdo, para lograr un equilibrio, en comunión".
"Vienen a España e Italia, los dos países más cercanos, y no son recibidos en otros lugares. El inmigrante debe ser siempre acogido, acompañado, promovido e integrado. Acogida porque hay dificultades, luego acompañamiento, promoción e integración en la sociedad". Sobre todo, integrarlos para evitar la creación de guetos y los extremismos nacidos de las ideologías", advierte el Pontífice.
No basta con ver en TV: tocar la miseria es lo que nos cambia
Ante las desgracias que se dan en el mundo, advierte el Papa, existe la tentación "muy fea" de "mirar para otro lado, no mirar". Los medios de comunicación muestran muchas cosas "pero tomamos distancia"; el espectador se queja un poco y luego "es como si no hubiera pasado nada".
Por eso, dice el Papa, "no basta con ver, es necesario sentir, es necesario tocar". "Echamos de menos tocar las miserias y tocar nos lleva al heroísmo. Pienso en los médicos, enfermeros y enfermeras que dieron su vida en esta pandemia: tocaron el mal y eligieron quedarse allí con los enfermos".
Piensa que lo mismo se aplica al cuidado de la Creación y la naturaleza. La Amazonia, la deforestación, el cambio climático, peligros para la biodiversidad, el riesgo de "matar a la Madre Tierra"... Pero pone el ejemplo de unos pescadores italianos, en San Benedetto del Tronto, que encontraron unos 3 millones de toneladas de plástico en un año. Viéndolo de cerca, decidieron tomar medidas para retirar todos esos residuos del mar.
Ucrania y Rusia: guerras entre hermanos, como Caín y Abel
Hablando de guerra, el Pontífice -preguntado por las tensiones entre Ucrania y Rusia- recuerda la historia de Caín y Abel y de la Torre de Babel. "Las guerras entre hermanos" aparecieron poco después de la creación del hombre y la mujer por parte de Dios, explica. "Hay como un antisentido de la creación, por eso la guerra es siempre destrucción. Por ejemplo, trabajar la tierra, cuidar a los niños, formar una familia, hacer crecer la sociedad: esto es construir. Hacer la guerra es destruir. Es una mecánica de destrucción”.
Francisco entrevistado por Fabio Fazi en Che Tempo che fa en RAI 3
Padres cercanos a sus hijos: ¡jugar juntos!
Muchos jóvenes son víctimas de "una increíble sensación de soledad" a pesar de estar hiperconectados a través de pantallas. "Cuando las parejas jóvenes se confiesan o cuando hablo con ellas, siempre les hago una pregunta: "¿Juegan con sus hijos? Esa gratuidad de papá y mamá con el niño".
"A veces escucho respuestas dolorosas: 'Pero padre, cuando salgo de casa para trabajar están durmiendo y cuando vuelvo por la noche vuelven a dormir'. Es la sociedad cruel que se desprende de sus hijos. Pero la gratuidad con los propios hijos: jugar con los niños y no asustarse de los niños, de las cosas que dicen, de las hipótesis, o incluso cuando un niño, ya mayor, un adolescente, mete la pata, estar cerca, hablar como un padre, como una madre".
No hacen bien, dice el Papa, esos "padres que no están cerca de sus hijos, que para tranquilizarlos les dicen 'pero coge la llave del automóvil, vete'". Por otro lado, "es muy bonito" cuando los padres son "casi cómplices con sus hijos".
Derecho humano a ser perdonados
Después, el Papa y el periodista hablan sobre libertad y responsabilidad. "Como Dios nos hizo libres, somos dueños de nuestras decisiones y también de tomar decisiones equivocadas", dice Francisco. Y se detiene en el concepto del Mal: "¿Hay alguien que no merezca el perdón y la misericordia de Dios o el perdón de los hombres?", se pregunta el presentador.
El Pontífice responde con "algo que quizá escandalice a algunos", "la capacidad de ser perdonado es un derecho humano. Todos tenemos derecho a ser perdonados si pedimos perdón. Es un derecho que proviene de la propia naturaleza de Dios y que ha sido dado como herencia a los hombres. Hemos olvidado que quien pide perdón tiene derecho a ser perdonado. Si has hecho algo, pagas por ello. ¡No! Tienes derecho a ser perdonado, y si tienes una deuda con la sociedad, puedes pagarla, pero con el perdón”.
"¿Por qué sufren los niños? No encuentro explicación"
Surge la pregunta por el sufrimiento de los inocentes. "¿Por qué sufren los niños? No encuentro ninguna explicación para esto", admite el Papa. "Tengo fe, intento amar a Dios, que es mi padre, pero me pregunto: "¿Pero por qué sufren los niños? Y no hay respuesta. Él es fuerte, sí, omnipotente en el amor. En cambio, el odio, la destrucción, están en manos de otro que ha sembrado el mal en el mundo por envidia".
El mayor mal de la Iglesia es la mundanidad espiritual
Hablando sobre la Iglesia, Francisco la define como Pablo VI en Evangeli Nuntiandi: "una Iglesia que peregrina".
Hoy "el mayor mal de la Iglesia", dice el Papa Francisco, "es la mundanidad espiritual" que, a su vez, "hace crecer una cosa fea, el clericalismo, que es una perversión de la Iglesia".
"El clericalismo que hay en la rigidez, y debajo de todo tipo de rigidez hay podredumbre, siempre", dice Francisco, que cuenta entre las "cosas feas" de la Iglesia actual las "posiciones rígidas, ideológicamente rígidas" que sustituyen al Evangelio.
"Sobre las actitudes pastorales sólo digo dos, que son antiguas: el pelagianismo y el gnosticismo. El pelagianismo es creer que con mis fuerzas puedo avanzar. No, la Iglesia avanza con la fuerza de Dios, la misericordia de Dios y el poder del Espíritu Santo. Y el gnosticismo, la mística sin Dios, esa espiritualidad vacía... no, sin la carne de Cristo no hay comprensión posible, sin la carne de Cristo no hay redención posible", "Hay que volver al centro una vez más: 'El Verbo se hizo carne'. En este escándalo de la cruz, del Verbo hecho carne, está el futuro de la Iglesia", dice el Papa.
El poder de la oración: llamar la mirada del Padre
A continuación, explica la importancia de la oración: "Rezar -afirma- es lo que hace un niño cuando se siente limitado, impotente. - es lo que hace el niño cuando se siente limitado, impotente, [dice] 'papá, mamá'. Rezar significa mirar nuestros límites, nuestras necesidades, nuestros pecados.... Rezar es entrar con fuerza, más allá de los límites, más allá del horizonte, y para nosotros los cristianos rezar es encontrarnos con 'papá'".
"El niño -insiste el Papa- no espera la respuesta de papá, cuando éste empieza a responder pasa a otra pregunta. Lo que el niño quiere es que la mirada de su padre esté sobre él. No importa cuál sea la explicación, sólo importa que papá le mire, y eso le da seguridad. Rezar es un poco de eso".
Los amigos del Papa
Preguntan al Papa si tiene amigos de verdad y si alguna vez se siente solo.
"Tengo amigos que me ayudan, conocen mi vida como un hombre normal... No es que sea normal, no. Tengo mis anormalidades, eh, pero como un hombre normal que tiene amigos. Y me gusta estar con mis amigos, a veces para contarles mis cosas, para escuchar las suyas, pero efectivamente necesito amigos. Esa es una de las razones por las que no me fui a vivir al Apartamento Pontificio, porque los Papas que estaban antes eran santos, y yo no puedo, no soy tan santo. Necesito relaciones humanas, por eso vivo en este hotel de Santa Marta donde encuentras gente que habla con todo el mundo, encuentras amigos. Es una vida más fácil para mí, no me apetece hacer la otra, no tengo fuerzas y las amistades me dan fuerzas. Por el contrario, necesito amigos, son pocos, pero de verdad".
Durante la entrevista habla también de algunas experiencias de su juventud e infancia en Argentina: su apoyo al San Lorenzo, sus raíces piamontesas y su experiencia en el laboratorio de química, un estudio "que me sedujo mucho" pero sobre el que prevaleció la llamada de Dios. A propósito de confidencias, el Papa recuerda también el voto que hizo a la Virgen del Carmen, el 16 de julio de 1990, de no ver la televisión: "No veo la televisión, no porque la condene". Y su amor por la música, especialmente la clásica. Y asegura que su sentido del humor "es una medicina" que "hace mucho bien".