Con motivo de la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales del próximo 29 de mayo, el Papa Francisco ha emitido un mensaje en el que propone la búsqueda del "bien, la verdad y la escucha" como virtudes comunicativas contrapuestas al "consenso, la audiencia o el deseo de ridiculizar al interlocutor".
En su mensaje emitido este 24 de enero, Francisco constata la existencia de una crisis en el ámbito de la comunicación marcada por la pérdida "de la capacidad de escuchar" y que afecta tanto a "las relaciones cotidianas" como a "los debates más importantes de la vida civil".
Entre los rasgos de esta crisis, el Pontífice destaca "un uso del oído que no es verdadera escucha" y que "se ha agudizado en el tiempo de las redes sociales", el de "escuchar a escondidas y espiar instrumentalizando a los demás para nuestro interés".
El documento también lamenta que esta falta de escucha no solo afecta a la vida cotidiana, sino que es especialmente visible en el ámbito público, donde "en lugar de oír al otro nos gusta escucharnos a nosotros mismos". Esto, indicó Francisco, "es síntoma de que más que la verdad, el bien o la escucha se busca el consenso, la audiencia o se trata de impresionar al público con un comentario ingenioso dirigido a ridiculizar al interlocutor".
Abunda el Papa en la idea subyacente a este problema al afirmar que "en muchos diálogos estamos simplemente esperando a que el otro termine de hablar para imponer nuestro punto de vista".
Como último componente de la crisis del ámbito comunicativo, destaca la "desconfianza acumulada hacia la información oficial", por la que "cada vez es más difícil hacer creíble y transparente el mundo de la información".
Escucha, verdad y atención, virtudes del comunicador
Frente a este contexto, Francisco propone "el servicio de la escucha" como rasgo distintivo de la buena comunicación, "confiado por Aquel que es el oyente por excelencia", especialmente a los cristianos.
El mensaje emitido este lunes destaca también que la buena comunicación debe prestar atención a las razones del otro y hacer la realidad más comprensible a sus destinatarios.
"Lo que hace la comunicación buena y plenamente humana es precisamente la escucha de quien tenemos delante, cara a cara, la escucha del otro a quien nos acercamos con apertura leal, confiada y honesta", indica.
A lo largo del documento, Francisco incide en la dimensión trascendente de la comunicación, "que permite a Dios revelarse como Aquel que, hablando, crea al hombre a su imagen, y escuchando, lo reconoce como su interlocutor".
El hombre, por el contrario, "tiende a huir de la relación y cerrar los oídos para no tener que escuchar", lo que "termina por convertirse a menudo en agresividad hacia el otro".
Por ello, "solo prestando atención a quién escuchamos, qué escuchamos y cómo escuchamos, podemos crecer en el arte de comunicar, cuyo centro no es una teoría o una técnica, sino la capacidad del corazón que hace posible la proximidad".
Como parte de esa escucha, destaca "la escucha de sí mismo" como ingrediente principal en la búsqueda de una comunicación verdadera, en referencia a "las exigencias más verdaderas, inscritas en lo más íntimo de toda persona. No podemos sino escuchar lo que nos hace únicos en la creación: el deseo de estar en relación con los otros y con el Otro".
Antes de concluir su mensaje, Francisco destacó "la virtud de la paciencia" y "la capacidad de dejarse sorprender por la verdad" como elementos también necesarios para una buena escucha y comunicación.
"También en la Iglesia hay mucha necesidad de escuchar y de escucharnos", concluyó: "Nosotros los cristianos olvidamos que el servicio de la escucha nos ha sido confiado por Aquel que es el oyente por excelencia".
Puedes leer aquí el mensaje completo del Papa Francisco para la 56ª Jornada Mundial para las Comunicaciones Sociales.