El Papa Francisco recibió este jueves a los miembros del Colegio Pío Latinoamericano, en el que están los sacerdotes y seminaristas de América Latina enviados a Roma a estudiar. Este 2018 cumple 160 años desde su fundación.
En su discurso, Francisco recordó que “uno de los fenómenos que actualmente golpea con fuerza al continente es la fragmentación cultural, la polarización del entramado social y la pérdida de raíces. Esto se agudiza cuando se fomentan discursos que dividen y propagan distintos tipos de enfrentamientos y odios hacia quienes ‘no son de los nuestros’, inclusive importando modelos culturales que poco o nada tienen que ver con nuestra historia e identidad y que, lejos de mestizarse en nuevas síntesis como en el pasado, terminan desarraigando a nuestras culturas de sus más ricas y autóctonas tradiciones”.
El Papa alertó del desarraigo y de la fragmentación de las nuevas generaciones y advirtió de que “la Iglesia no es ajena a la situación y está expuesta a esta tentación; sometida al mismo ambiente corre el riesgo de desorientarse al quedar presa de una u otra polarización o desarraigada si se olvida su vocación a ser tierra de encuentro”.
También la Iglesia puede ser invadida
“También en la Iglesia se sufre la invasión de las colonizaciones ideológicas”, sentenció el Pontífice.
En su opinión, este colegio puede ayudar a “crear una comunidad sacerdotal abierta y creativa, alegre y esperanzadora, si sabe ayudarse y socorrerse, si es capaz de enraizarse en la vida de los otros, hermanos hijos de una historia y patrimonio común, parte de un mismo presbiterio y pueblo latinoamericano. Una comunidad sacerdotal que descubre que la mayor fortaleza con la que cuenta para construir la historia nace de la solidaridad concreta entre ustedes hoy, y seguirá mañana entre vuestras Iglesias y pueblos para ser capaces de trascender lo meramente “parroquial” y liderar comunidades que sepan abrirse a otros para entretejer y curar la esperanza”.
A los presentes les recordó que el continente americano, “marcado por viejas y nuevas heridas” necesita de “artesanos de relación y de comunión, abiertos y confiados en la novedad que el Reino de Dios puede suscitar hoy. Y eso ustedes pueden empezar a gestarlo desde ya”.
Francisco dijo que un cura en su parroquia, en su diócesis puede hacer mucho —y está bien— pero “también corre el riesgo de quemarse, aislarse o cosechar para sí. Sentirse parte de una comunidad sacerdotal, en la que todos son importantes —no por ser la sumatoria de personas que viven juntas, sino por las relaciones que crean, este sentirse parte de esta comunidad— logra despertar y animar procesos y dinámicas capaces de trascender el tiempo”.
Puede leer aquí el discurso íntegro del Papa a los miembros del Colegio Pío Latinoamericano