Francisco volvió a celebrar la Audiencia General de los Miércoles en el patio de San Dámaso ante un número limitado de público. La catequesis del Papa se centró en esta ocasión en el cuidado de la “casa común”.
“Para salir de una pandemia, es necesario cuidarse y cuidarnos mutuamente”, indicó el Santo Padre, recordando que “el cuidado es una regla de oro de nuestra humanidad y trae consigo salud y esperanza”.
Incidiendo en este punto, Francisco habló de “cuidarse y cuidarnos mutuamente”, pues también –señaló- “debemos apoyar a quienes cuidan a los más débiles, a los enfermos y a los ancianos”. Estos cuidadores tienen “un papel esencial en la sociedad actual”.
Pero por otro lado, el Papa también destacó que este cuidado abraza también “a nuestra casa común: a la tierra y a cada una de sus criaturas” porque “todas las formas de vida están interconectadas y nuestra salud depende de la de los ecosistemas que Dios ha creado y que nos ha encargado cuidar” por lo que “abusar de ellos, en cambio, es un grave pecado que daña y hace mal y enferma”.
A su juicio, “el mejor antídoto contra este abuso de nuestra casa común es la contemplación” porque “cuando alguien no aprende a detenerse para percibir y valorar lo bello, no es extraño que todo se convierta para él en objeto de uso y abuso inescrupuloso”.
Por ello, Francisco recordó que “nuestro hogar común, la creación, no es un mero ‘recurso’” pues “las criaturas tienen un valor en sí y reflejan, cada una a su manera, un rayo de la sabiduría y de la bondad infinitas de Dios” y para descubrir ese valor y ese rayo de luz divina es necesario “silencio, escucha y contemplación” porque “también la contemplación cura el alma”.
“Sin contemplación es fácil caer en un antropocentrismo desviado y soberbio que sobredimensiona nuestro papel de seres humanos y nos posiciona como dominadores absolutos de todas las criaturas”, añadió.
En este sentido, dijo que “nuestros hermanos y hermanas más pobres y nuestra madre tierra gimen por el daño y la injusticia que hemos causado y reclaman otro rumbo. Reclaman de nosotros una conversión, otro camino, cuidar la tierra, lo creado” y para ello llama a “recuperar la dimensión contemplativa” ya que “cuando contemplamos, descubrimos en los demás y en la naturaleza algo mucho más grande que su utilidad”.
“Hay una cosa que no debemos olvidar, quien no sabe contemplar la naturaleza, la creación, no sabe contemplar las personas... Si tú no sabes contemplar la naturaleza, será muy difícil contemplar la belleza de las personas”, advirtió Francisco.
Igualmente, añadió que “el contemplativo en acción tiende a convertirse en custodio del medio ambiente, tratando de conjugar los conocimientos ancestrales de las culturas milenarias con los nuevos conocimientos técnicos, para que nuestro estilo de vida sea siempre sostenible”.
En este sentido, el Papa dijo que el contemplar y el cuidar son las actitudes que “muestran el camino para corregir y reequilibrar nuestra relación como seres humanos con la creación” ya que “muchas veces nuestra relación con la creación parece una relación de enemigos… No olvidemos que esto se paga caro”.