Este viernes, 11 de enero, el Papa Francisco ha realizado una visita privada al Monasterio de clausura de las Clarisas en Vallegloria, en el municipio de Spello, provincia de Perugia, en la región italiana de Umbría “para animar a las religiosas de clausura, la vida contemplativa y compartir la Eucaristía, la oración y el pan con ellas”, ha explicado el director de la oficina de prensa Alessandro Gisotti.
Alegría en la Diócesis de Foligno
En la página web de la Diócesis de Foligno – a la que pertenece el Monasterio de clausura – se expresa que la visita del Pontífice causó una gran sorpresa para las monjas Clarisas de Santa María en Vallegloria de Spello. Con este gesto, el Santo Padre quiso, en cierto sentido, devolver la visita que las religiosas hicieron a Santa Marta el pasado 25 de agosto de 2016.
En aquella ocasión, el Papa les entregó la Constitución Apostólica “Vultum Dei quaerere”, en representación de todas las religiosas de clausura del mundo. Desde entonces, la relación entre la Comunidad de contemplativas de Spello – una de las más antiguas en seguir la experiencia de Santa Clara – y el Papa se ha ido intensificando, también a través del segundo secretario particular, Yoannis Lahzi Gaid, hasta la decisión del Santo Padre de hacer esta breve visita privada a Umbría.
Monseñor Sigismondi: un gozo incontenible
Por su parte, el Obispo de Foligno, monseñor Gualtiero Sigismondi, dijo que, “el Papa le había manifestado la idea de realizar la visita varias veces, entonces me di cuenta de que el viaje había tomado forma porque, en nuestro último encuentro, el Santo Padre me mostró que él conocía precisamente la distancia y el tiempo del viaje a Spello. En Nochebuena conocí el programa y esta alegría que no podía compartir con nadie marcó todas las celebraciones de estos días. Incluso la nieve no detuvo la voluntad del Santo Padre, con el Subasio cubierto de una especie de solideo blanco. Y ha sido incontenible la alegría de las monjas, que recibieron al Papa poco antes de las 9 de la mañana, antes de celebrar la Misa con el segundo secretario y el Obispo. Después, el Santo Padre compartió un tiempo de diálogo libre e informal y un almuerzo, antes de regresar hacia Roma a primera hora de la tarde, dejando una bendición para toda la Diócesis de Foligno en vísperas de las fiestas patronales”.