El Papa continuó este miércoles con su ciclo de catequesis sobre el discernimiento. "La vida espiritual tiene sus contraseñas. Es importante conocerlas para protegernos de quienes se presentan con palabras persuasivas para manipularnos y presentan con excesiva importancia cosas bellas pero ilusorias", comentó el San Padre desde la Plaza de San Pedro.
Para Francisco, el discernimiento no excluye las cualidades humanas propias de la persona. "El buen discernimiento también requiere el autoconocimiento. En efecto, implica nuestras facultades humanas: memoria, intelecto, voluntad, afectos. A menudo no sabemos discernir porque no nos conocemos lo suficientemente bien a nosotros mismos, y por eso no sabemos lo que realmente queremos", señaló ante los miles de fieles presentes.
Realidad distorsionada
Francisco animó a apagar el piloto automático. "Conocerse a uno mismo no es difícil, sino que es cansado: implica un paciente trabajo de excavación interior. Requiere la capacidad de detenerse, de 'apagar el piloto automático', para adquirir conciencia sobre nuestra forma de hacer, sobre los sentimientos que nos habitan, sobre los pensamientos recurrentes que nos condicionan, a menudo sin darnos cuenta", explicó.
Hacer una pausa para examinar bien la realidad. "Así se llega a reconocer que la mirada que tenemos sobre nosotros mismos y sobre la realidad, a veces, está un poco distorsionada. ¡Darse cuenta de esto es una gracia! De hecho, muchas veces puede suceder que convicciones erróneas sobre la realidad, basadas en experiencias del pasado, nos influyen fuertemente, limitando nuestra libertad de jugárnosla por lo que realmente cuenta en nuestra vida", apuntó.
Francisco hizo mención, también, a la importancia de conocer las claves. "Viviendo en la era de la informática, sabemos lo importante que es conocer las 'contraseñas' para poder entrar en los programas donde se encuentran las informaciones más personales y valiosas. También la vida espiritual tiene sus 'contraseñas': hay palabras que tocan el corazón porque remiten a aquello por lo que somos más sensibles", indicó.
Expectativas irreales
Unas pistas que deben ser las acertadas. "Ellas pueden ser el título de estudio, la carrera, las relaciones, todas cosas en sí loables, pero hacia las cuales, si no somos libres, corremos el riesgo de nutrir expectativas irreales, como por ejemplo la confirmación de nuestro valor. De este malentendido derivan a menudo los sufrimientos más grandes", señaló.
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Pero, Francisco, no quiso diagnosticar el problema únicamente y dio algunas herramientas. "Una ayuda para esto es el examen de conciencia, es decir, la buena costumbre de releer con calma lo que sucede en nuestra jornada, aprendiendo a notar en las valoraciones y en las elecciones aquello a lo que damos más importancia. Aprendiendo a reconocer qué sacia el corazón. Porque solo el Señor puede darnos la confirmación de lo que valemos", aseguró.
Al finalizar sus palabras tuvo un recuerdo para Ucrania. "No nos olvidemos de la martirizada Ucrania, de rezar por ella para que Dios le conceda el don de la paz".