Francisco recibió este sábado a la Asociación Italiana contra las Leucemias, los Linfomas y el Mieloma, con motivo del quincuagésimo quinto aniversario de su fundación, cuyo objetivo es ayudar a los pacientes de estos cánceres que afectan, respectivamente, a la sangre, al sistema linfático y a la médula ósea.

"La cercanía es una de las características de Dios, Él es cercano, compasivo y tierno. Vosotros hacéis lo mismo: ser cercanos con mucha compasión y mucha ternura", agradeció el Papa al felicitarles por su labor de financiar la investigación, crear centros especializados, acoger a enfermos y familiares, ofrecer atención domiciliaria, etc. Felicitación implícitamente extendida a tantas asociaciones contra el cáncer con actividad similar.

El pontífice les ofreció "tres palabras" para "sostener" su camino y su trabajo: iluminar, don (entregarse), plaza (visibilizar).

Iluminar

"Iluminar", porque "con frecuencia la enfermedad sume a la persona y a su familia en la oscuridad del dolor y de la angustia, dando lugar a la soledad y al encerrarse". También a nivel social "suele percibirse como una derrota, algo que hay que esconder o eliminar: se descarta a los enfermos en nombre de la eficiencia y de la fuerza, se margina el sufrimiento porque da miedo y obstaculiza los proyectos. En otras culturas, directamente se elimina a los enfermos, ¡es espantoso!".

Francisco, durante la audiencia de este sábado a los enfermos y familiares de leucemia, linfoma y mieloma. Foto: Vatican Media.

Lo "urgente" es justo lo contrario, "poner en el centro a la persona enferma, con su historia, sus relaciones familiares y de amistad, las relaciones terapéuticas, para encontrar un sentido al dolor y dar respuesta a tantos porqués": "Incluso cuando todo parece perdido", añadió el pontífice, "es posible esperar, pero hace falta alguien que aporte un poco de luz, una llama de esperanza, con la amistad, la cercanía y la escucha".

Entregarse

En cuanto a la palabra "don", el Papa dijo que "la lógica del don es el principal antídoto contra la cultura del descarte". Cada vez que se alguien se da, "la cultura del descarte queda debilitada": es una "lógica virtuosa" que derrota al "consumismo que querría apoderarse de nuestra vida". 

"Dios mismo es el primero en entregarse", recordó Francisco, tanto "en su amor creador" como "en su Encarnación", Jesús.

Visibilizar

Por último, la palabra "plaza", entendida como el compromiso de "ser signo tangible y presencia visible", de "estar con la gente, compartir el dolor, ser buenos samaritanos": "Es un don que hacéis a toda la sociedad, sois visibles pero no para vosotros mismos, sino para las personas que lo necesitan", encomió Francisco.

El Papa concluyó recordando unas palabras de San Juan de la Cruz, en el día de su festividad: "En el atardecer de nuestra vida, seremos juzgados por el amor". Lo que trasladó a sus destinatarios: "Gracias por el amor y la esperanza que ofrecéis".