"Duele constatar que, con el pretexto de garantizar supuestos derechos subjetivos, un número cada vez mayor de legislaciones de todo el mundo parecen distanciarse del deber esencial de proteger la vida humana en todas sus etapas", lamentó el Papa Francisco este lunes por la mañana, dirigiéndose a los embajadores y diplomáticos de los países que acudieron a la habitual recepción de inicio de año.
“La pandemia nos recuerda también el derecho al cuidado, que es prerrogativa de todo ser humano. Si se suprime el derecho a la vida de los más débiles, ¿cómo se podrán garantizar efectivamente todos los demás derechos?", denunció el Pontífice.
"La pandemia nos ha puesto con gran fuerza frente a dos dimensiones ineludibles de la existencia humana: la enfermedad y la muerte. Precisamente por esta razón, nos recuerda el valor de la vida, de cada vida humana y de su dignidad, en todo momento de su itinerario terrenal, desde la concepción en el seno materno hasta su conclusión natural", proclamó el Santo Padre.
Su público eran todos los diplomáticos que representan a los Gobiernos de casi todos los países del mundo, que excepto algunas pocas dictaduras musulmanas y comunistas mantienes embajadores o legados ante la Santa Sede.
El Papa invitó a todos los países a colaborar en que "la fraternidad" sea "el verdadero remedio a la pandemia y a muchos males que nos han golpeado. Fraternidad y esperanza son como medicinas que hoy el mundo necesita, junto con las vacunas".
Francisco va a Irak en marzo: diálogo interreligioso
El Papa confirmó en su discurso su deseo de volar a Irak en marzo, como está previsto, y así volver a realizar viajes apostólicos por el mundo, viajes que, dijo, son “un aspecto importante de la solicitud del Sucesor de Pedro por el Pueblo de Dios extendido por todo el mundo, así como del diálogo de la Santa Sede con los Estados”, y que “suelen ser una oportunidad favorable para profundizar, en un espíritu de intercambio y diálogo, la relación entre las diferentes religiones”.
Dijo que el diálogo entre religiones ayuda al bien común "cuando se entiende no como una renuncia a la propia identidad, sino como una oportunidad para un mayor conocimiento y enriquecimiento mutuo".
Alabó también “los acuerdos internacionales que permiten profundizar los lazos de confianza mutua y posibilitan a la Iglesia cooperar más eficazmente al bienestar espiritual y social de sus países”.
Atención sanitaria para los pobres, también vacunas
El Papa pidió que los que tienen responsabilidades políticas y de gobierno se esfuercen para favorecer "el acceso universal a la atención sanitaria básica". Pidió que “los importantes progresos médicos y científicos realizados a lo largo de los años, que han permitido sintetizar en un brevísimo espacio de tiempo vacunas que se perfilan eficaces contra el coronavirus, beneficien a toda la humanidad”.
Por consiguiente, exhorto a todos los Estados a que contribuyan activamente a las iniciativas internacionales destinadas a asegurar la distribución equitativa de las vacunas, no según criterios puramente económicos, sino teniendo en cuenta las necesidades de todos, en particular las de las poblaciones menos favorecidas. (Mientras el Papa pronunciaba su mensaje, el Vaticano difundía una nota de Caritas Internationalis, el cardenal Tagle y el cardenal Turkson en el mismo sentido, acerca del acceso de los pobres a las vacunas -léala aquí-).
Las crisis ecológicas y la cumbre de Glasgow 2021
El Papa habló también de la crisis ecológica, que "requiere soluciones compartidas a largo plazo". Esta crisis, dijo, incluye "fenómenos meteorológicos extremos, entre los que están las inundaciones y las sequías", y efectos indirectos "como la desnutrición o las enfermedades respiratorias".
Según el Papa, la solución de estas crisis requiere la colaboración internacional en el cuidado de nuestra casa común, por eso manifestó su esperanza de que la próxima “Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Clima (COP26), programada en Glasgow” para noviembre, “permita llegar a un acuerdo efectivo para afrontar las consecuencias del cambio climático”.
Sudán del Sur y el Cuerno de África: un millón de niños en carestía
El Papa Francisco habló de efectos climáticos dañinos que hacen emigrar a muchos y hacen más grave la inseguridad alimentaria en particular en algunos países del cuerno de África.
Mencionó Sudán del Sur, donde además del riesgo de carestía, persiste una grave emergencia humanitaria: “más de un millón de niños padecen deficiencias nutricionales, mientras que los corredores humanitarios suelen ser a menudo obstruidos y la presencia de organizaciones humanitarias en la zona se ve limitada”. Pidió que las autoridades de Sudán del Sur superen los malentendidos y prosigan el diálogo político para lograr una plena reconciliación nacional.
La economía de la explotación y el descarte
El Papa condemó como “otra enfermedad” a la "economía basada en la explotación y el descarte tanto de las personas como de los recursos naturales".
Señaló que muchas personas con trabajos informales fueron “los primeros en ver desaparecer sus medios de subsistencia”.
Peor aún, sin acceso a "seguro de desempleo y la asistencia sanitaria. Así pues, empujados por la desesperación, muchos han buscado otras formas de ingresos, exponiéndose a la explotación mediante el trabajo ilegal o forzado, la prostitución y diversas actividades delictivas, incluida la trata de personas".
Pidió el Papa que los países combatan "la usura y la corrupción que afligen a muchos países del mundo, y muchas otras injusticias".
Eso implica luchar también contra el "cibercrimen", "desde el fraude hasta la trata de personas, la explotación de la prostitución, incluida la de menores, y la pornografía infantil".
Y mencionó "la acentuación de las diversas emergencias humanitarias causadas por el cierre de las fronteras a causa de la pandemia, junto con la crisis económica, “tanto en las zonas de conflicto como en las regiones afectadas por el cambio climático y la sequía, al igual que en los campos para refugiados y migrantes”, con la mención del pontífice de las zonas afectadas.
Después el Papa criticó algunas sanciones económicas que ciertos países utilizan contra ciertos regímenes porque, dijo, la Santa Sede “no ve su eficacia". La Santa Sede pide levantar o relajar esas sanciones para "favorecer el flujo de ayudas humanitarias, sobre todo de medicamentos e instrumentos sanitarios, sumamente necesarios en este tiempo de pandemia”.
Torturas en los campos de retención de inmigrantes
El aumento de los migrantes que, a causa del cierre de fronteras, tuvieron que acudir a itinerarios cada vez más peligrosos, con el incremento de las expulsiones ilegales, también fue abordado en el discurso del Papa. Migrantes que “son interceptados y repatriados en campos de acogida y de detención, donde sufren torturas y violaciones de los derechos humanos, cuando no encuentran la muerte atravesando mares y otras fronteras naturales”.
Si bien los corredores humanitarios contribuyen a afrontar algunas de las problemáticas, “la magnitud de la crisis hace cada vez más urgente erradicar las causas que obligan a emigrar, como también exige un esfuerzo común para apoyar a los países de primera acogida, que se hacen cargo de la obligación moral de salvar vidas humanas”.
Proteger la democracia: también en Myanmar
El Papa lamentó que haya una crisis de la política, con su "dificultad, por no decir la incapacidad, de encontrar soluciones comunes y compartidas a los problemas que aquejan a nuestro planeta”.
Ante eso, se debilitan incluso los "países de antigua tradición democrática", por lo que es un reto "mantener vivas las realidades democráticas es un desafío de este momento histórico".
Ante todos los embajadores reunidos, el Papa se refirió al golpe de estado de la semana pasada en Birmania/Myanmar, expresó su cercanía al pueblo y exhortó a recordar que “el proceso democrático requiere que se persiga un camino de diálogo inclusivo, pacífico, constructivo y respetuoso entre todos los miembros de la sociedad civil de cada ciudad y nación”.
El desarrollo de una conciencia democrática exige que se superen los personalismos y prevalezca el respeto del estado de derecho. En efecto, el derecho es el presupuesto indispensable para el ejercicio de todo poder y debe estar garantizado por los órganos competentes, independientemente de los intereses políticos dominantes.
Signos positivos: menos armas nucleares
El medio de la crisis, sin embargo, el Papa ve "signos alentadores", como la entrada en vigor, hace algunos días, del Tratado sobre la Prohibición de Armas Nucleares, así como la prórroga por otros cinco años del Nuevo Tratado de Reducción de Armas Estratégicas (el llamado Nuevo START) entre la Federación Rusa y los Estados Unidos de América. Y señala que el esfuerzo en el ámbito del desarme y de la no proliferación de los armamentos nucleares, que, “si bien entre dificultades y reticencias, es necesario intensificar”, debería “efectuarse igualmente en lo que se refiere a las armas químicas y a las armas convencionales”.
Deseo de paz para Siria y para Tierra Santa
Finalmente, expresa la exigencia de paz, de esa paz que «no es sólo ausencia de guerra, sino que es vida rica de sentido, configurada y vivida en la realización personal y en el compartir fraterno con los otros», y manifiesta un profundo deseo: ¡Cómo quisiera que el 2021 fuera el año en que se escribiese finalmente la palabra fin al conflicto sirio, que ya hace diez años que comenzó! Para que eso suceda, se necesita un renovado interés también de parte de la Comunidad internacional para afrontar con sinceridad y valentía las causas del conflicto y buscar soluciones por medio de las cuales todos, independientemente de la pertenencia étnica y religiosa, puedan contribuir como ciudadanos al futuro del país.
Su deseo de paz obviamente se dirige también a Tierra Santa: “la confianza recíproca entre israelíes y palestinos debe ser la base para un renovado y decisivo diálogo directo entre las partes que resuelva un conflicto que perdura desde hace demasiado tiempo”, afirma.
Del mismo modo, Francisco espera en un renovado compromiso político nacional e internacional para favorecer la estabilidad del Líbano, que está atravesado por una crisis interna y “corre el riesgo de perder su identidad y de encontrarse aún más comprometido por las tensiones regionales”.
Para Libia, devastada desde hace mucho tiempo por un conflicto, espera que el reciente “Foro de diálogo político libio”, realizado en Túnez el pasado mes de noviembre “permita efectivamente la puesta en marcha del esperado proceso de reconciliación del país”.
En el final de su discurso manifiesta la preocupación por otras tantas áreas del mundo, como la República Centroafricana, y todas las que afectan en general “a América Latina, que tienen raíces profundas en la desigualdad, las injusticias y la pobreza, que ofenden la dignidad de las personas”. Y pone especial atención al deterioro de las relaciones en la Península coreana, así como a la situación en el Cáucaso meridional.
La plaga del terrorismo
Francisco no puede olvidar “otra grave plaga de nuestro tiempo”: el terrorismo, que cada año se cobra numerosas víctimas en todo el mundo entre la población civil indefensa.
Así, se refiere de modo particular al terrorismo que afecta sobre todo al África subsahariana, pero también en Asia y en Europa. Y destaca que, con frecuencia, objetivo de ataques son los lugares de culto: la protección de los lugares de culto – afirma – es una consecuencia directa de la defensa de la libertad de pensamiento, de conciencia y de religión, y es un deber para las autoridades civiles, independientemente de la tendencia política o de la pertenencia religiosa.
La "catástrofe educativa"
El Santo Padre no oculta que la pandemia ha provocado un profundo malestar entre los jóvenes, que se han visto obligados a aislarse y algunos aún más marginados por su falta de acceso a plataformas educativas. Un retraso también desde el punto de vista del desarrollo pedagógico. Por ello, es necesario relanzar el Pacto Mundial por la Educación.
"Asistimos a una suerte de “catástrofe educativa”, ante la que no podemos permanecer inertes, por el bien de las generaciones futuras y de la sociedad en su conjunto. «Hoy es necesario un nuevo periodo de compromiso educativo, que involucre a todos los componentes de la sociedad», porque la educación es «el antídoto natural de la cultura individualista, que a veces degenera en un verdadero culto al yo y en la primacía de la indiferencia. Nuestro futuro no puede ser la división, el empobrecimiento de las facultades de pensamiento e imaginación, de escucha, de diálogo y de comprensión mutua».
La libertad religiosa y de culto no es secundaria
Las exigencias para contener la difusión del virus también se ramificaron sobre diversas libertades fundamentales, incluida la libertad de religión, limitando el culto y las actividades educativas y caritativas de las comunidades de fe. Sin embargo, - subraya Francisco - no debemos pasar por alto que la dimensión religiosa constituye un aspecto fundamental de la personalidad humana y de la sociedad, que no puede ser cancelado; y que, aun cuando se está buscando proteger vidas humanas de la difusión del virus, la dimensión espiritual y moral de la persona no se puede considerar como secundaria respecto a la salud física.
"La libertad de culto - asevera - no constituye un corolario de la libertad de reunión, sino que deriva esencialmente del derecho a la libertad religiosa, que es el primer y fundamental derecho humano. Por eso es necesario que sea respetada, protegida y defendida por las autoridades civiles, como la salud y la integridad física. Además, un buen cuidado del cuerpo nunca puede prescindir del cuidado del alma".
El Papa Francisco concluyó su discurso invitando a todos a aprovechar 2021 colaborando en que "la fraternidad" sea "el verdadero remedio a la pandemia y a muchos males que nos han golpeado. Fraternidad y esperanza son como medicinas que hoy el mundo necesita, junto con las vacunas".
Resumen (4 min.) del discurso del Papa al cuerpo diplomático en febrero de 2021
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