"Si no hay disponibilidad para la fraternidad, la misión evangélica no avanza": fue el mensaje central del Papa Francisco en su Ángelus de este 3 de julio frente a la plaza de San Pedro en el Vaticano, instando a los miembros de la Iglesia a no ser "francotiradores" que no saben "estar juntos".
Comentando el Evangelio de este domingo en el que el Señor envía a los discípulos a transmitir su doctrina al mundo, observó que "los discípulos son enviados de dos en dos, no individualmente".
En un primer momento y "desde un punto de vista práctico", evangelizar junto a otros podría parecer "tener más desventajas que ventajas", pues "existe el riesgo de que los dos no se lleven bien, de que tengan un ritmo diferente, de que uno se canse o enferme por el camino, obligando al otro a detenerse".
En cambio, "cuando uno está solo, parece que el viaje se hace más expedito y sin obstáculos", sin embargo "Jesús no lo piensa así, no envía solitarios delante de Él, sino discípulos que van de dos en dos".
Para Francisco, es representativo de este punto que las instrucciones que Jesús le da a los discípulos para preparar al mundo de su llegada "no se refieren tanto a lo que deben decir sino a cómo deben ser".
"La primera acción concreta con la que los discípulos llevan a cabo su misión es precisamente la de ir de dos en dos. Los discípulos no son ‘francotiradores’, predicadores que no saben ceder la palabra a otro. Es ante todo la vida misma de los discípulos la que anuncia el Evangelio: su saber estar juntos, su respeto mutuo, su no querer demostrar que son más capaces que el otro, su referencia unánime al único Maestro", explicó.
Es por ello que "se pueden hacer planes pastorales perfectos, poner en marcha proyectos o convocar multitudes", pero si falta la fraternidad, la "misión evangélica" no puede avanzar.
"La misión evangelizadora no se basa en el activismo personal, es decir, en el `hacer´, sino sobre el testimonio de amor fraterno, incluso a través de las dificultades que conlleva convivir con otro", reitera.
Antes de concluir, instó a "dejar translucir la vida del Maestro" siguiendo este mensaje y persiguiendo la capacidad de colaborar, tomar decisiones juntos, de respetar sinceramente a los que nos rodean, de tener en cuenta su punto de vista" o de evangelizar "en comunidad, no solos".
Oración por la paz en Ucrania y el Congo
Tras el rezo del Ángelus, Francisco pronunció un mensaje de apoyo a la paz en Ucrania y en todo el mundo.
"Hago un llamamiento a los jefes de las naciones y de las organizaciones internacionales para que reaccionen ante la tendencia a acentuar el conflicto y la oposición. El mundo necesita paz. Con la ayuda de Dios, eso siempre es posible", enfatizó.
También recordó a los misioneros españoles recién beatificados el pasado sábado en San Ramón de la Nueva Orán (Argentina); Pedro Ortiz de Zárate, sacerdote diocesano, y Juan Antonio Solinas, sacerdote de la Compañía de Jesús, que fueron asesinados en 1683 por llevar el mensaje del Evangelio: "Que el ejemplo de estos mártires nos ayude a dar testimonio de la Buena Noticia sin concesiones, dedicándonos generosamente al servicio de los más débiles".
Pocas horas antes del rezo del Ángelus, el Papa celebró una Misa dedicada a la comunidad congoleña en Roma al no haber podido realizar el viaje al país africano que tenía previsto entre el 2 y el 8 de este mes por sus complicaciones en la rodilla.
Durante la misa, pidió por "la paz y la reconciliación" en la República Democrática del Congo, "tan herida y explotada".
"Nos unimos a las misas celebradas en el país según esta intención y rezamos para que los cristianos sean testigos de la paz, capaces de superar todo sentimiento de rencor y venganza, la tentación de que la reconciliación no es posible, todo apego malsano al propio grupo que lleva a despreciar a los demás", añadió.
Francisco, durante la Misa celebrada ante la comunidad congoleña residente en Roma.