Las personas de edad avanzada tienen mucho que aportar a la sociedad: pueden dedicar su tiempo a ayudar a los necesitados y pueden compartir su sabiduría y experiencia de vida con los jóvenes. Esa fue la propuesta del Papa Francisco este lunes 16 de diciembre al recibir a la Asociación Nacional (italiana) de Trabajadores Mayores, que se fundó hace ya 70 años.
“Los ancianos en buena condición de salud pueden ofrecer alguna hora de su tiempo para ocuparse de personas necesitadas, enriqueciéndose así también a si mismos”, exhortó el Pontífice, en vísperas de cumplir 83 años el 17 de diciembre.
En esta línea, el Santo Padre dijo que el voluntariado “es una experiencia que hace bien sea a quien la recibe, como también a quien lo hace. De hecho, el compromiso a favor de los otros permite contrarrestar la percepción de soledad, mejora la prestación cognitiva e incrementa el bienestar mental”.
En otras palabras, el Papa Francisco dijo que el comprometerse en el voluntariado promueve el llamado “envejecimiento activo” que contribuye a mejorar la calidad de vida.
Además, el Pontífice recordó que “el futuro de un pueblo supone necesariamente un diálogo y un encuentro entre ancianos y jóvenes para la construcción de una sociedad más unida, más bella, más solidaria y más cristiana”.
“Los jóvenes son la fuerza del camino de un pueblo y los jóvenes revitalizan esta fuerza con memoria y sabiduría” dijo el Papa quien añadió que “la vejez es un tiempo de gracia en el cual el Señor nos renueva su llamada: nos llama a preservar y transmitir la fe, nos llama a rezar, especialmente a interceder; nos llama a estar al lado de quienes tienen necesidad”.
Por ello, el Santo Padre recordó que las personas ancianas en el plano social no deben ser consideradas “como un peso, sino por lo que son en verdad, es decir un recurso y una riqueza” porque “¡Son la memoria de un pueblo!”.
“Estamos llamados a construir con tenacidad una sociedad diferente, más acogedora, más humana, más inclusiva, que no necesita descartar a aquellos que son débiles en cuerpo y mente, de hecho, una sociedad que mide su propio ‘paso’ sobre estas personas”, advirtió el Papa.
En este sentido, Francisco agradeció a esta Asociación su trabajo en el campo de la promoción de las personas ancianas y los animó a ser en todo lugar “presencia alegre y sabia” porque “existe la necesidad de la sabiduría y de la experiencia de los ancianos para construir un mundo más respetuoso de los derechos de todos”