El Papa celebró este domingo, festividad de San Bernardo de Claraval, el habitual rezo del Ángelus desde el balcón del Palacio Apostólico del Vaticano. Francisco reflexionó sobre el encuentro de Jesús con una mujer cananea que le suplica insistentemente que cure a su hija.
"Dios es así: es amor, y quien ama no permanece rígido en sus propias posiciones, sino que se deja mover y conmover; sabe cambiar sus esquemas. El amor es creativo, y nosotros cristianos, si queremos imitar a Cristo, estamos invitados a la disponibilidad del cambio", expresó Francisco.
El cambio de Jesús y la fe de la mujer
Reflexionando sobre el pasaje evangélico que narra el encuentro de Jesús con una mujer cananea, que le pide que libere a su hija, atormentada por un demonio, Francisco invitó a "ser dóciles, escuchar verdaderamente, enternecernos en nombre de la compasión y del bien ajeno" en nuestra vida, siguiendo el ejemplo de Jesús.
El Papa hizo notar que Jesús cambia de actitud y lo que le hace cambiar es la fuerza de la fe de aquella mujer y se detiene en estos dos aspectos: el cambio de Jesús y la fe de la mujer. "Él estaba dirigiendo su predicación al pueblo elegido; después, el Espíritu Santo empujaría la Iglesia hasta los confines del mundo", afirmó el Santo Padre.
En el episodio de la mujer cananea "ya se manifiesta la universalidad de la obra de Dios. Es interesante esta disponibilidad de Jesús: frente a la oración de la mujer 'adelanta los planes', ante su caso concreto se convierte aún en más condescendiente y compasivo", expresó Francisco.
El Papa invitó también a mirar a la fe de la mujer, que el Señor alaba, diciendo que es "grande". A los discípulos les parece grande solo la insistencia de la cananea, en cambio, Jesús ve la fe, que "no es rica de conceptos sino de hechos" ya que la cananea se acerca, se postra, insiste, mantiene un diálogo estrecho con Jesús, supera todos los obstáculos con tal de hablar con Él.
Puedes ver aquí el rezo del Ángelus del Papa.
"He aquí la concreción de la fe, que no es una etiqueta religiosa, sino una relación personal con el Señor. La fe de la mujer no está hecha de protocolo teológico, sino de insistencia; no de palabras, sino de oración. Y Dios no se resiste cuando se le reza", comentó el Papa.