Sano y salvo, pero cansado, tras 3 días intensísimos en Irak, ha salido hacia Roma el Papa Francisco, despegando su avión poco antes de las ocho de la mañana (hora de Roma y España).
Ha sido el primer Pontífice romano que ha viajado a ese país y el primero que ha celebrado en rito caldeo y allí se ha reunido con los cristianos perseguidos de distintos ritos y con autoridades civiles, musulmanas y de antiguas minorías religiosas. Para muchos, es el más memorable de los viajes del Papa Francisco.
Su último acto oficial ha sido la despedida en el aeropuerto internacional de Bagdad, donde fue recibido por el Presidente de la República, Barham Ahmed Salih Qassim, y por su consorte en la entrada de la Sala VIP Presidencial, en un breve encuentro privado. El Presidente en Irak tiene una función representativa y de unidad, parecida a la del Rey en España.
Vídeo breve de la ceremonia de despedida del Papa en el aeropuerto de Bagdad
Tras los saludos de las delegaciones, el Santo Padre abordó un Alitalia A330 para regresar a Italia, dejando un telegrama protocolario de agradecimiento al Presidente iraquí "y al querido pueblo de Irak por la cálida bienvenida y la generosa hospitalidad que me extendieron durante mi estancia. Con fervientes buenos deseos y oraciones por la paz, unidad y prosperidad de la nación, invoco sobre todos las copiosas bendiciones del Dios Altísimo", se lee en el telegrama.
¿Cómo lo han visto los musulmanes? Valoración del cardenal Sako
En Irak queda su principal anfitrión estos tres días, el cardenal Luis Rafael Sako, Patriarca de Babilonia de los Caldeos, líder de los 600.000 católicos de rito caldeo, de los que aproximadamente un tercio siguen viviendo en Irak.
El cardenal Sako declaró a VaticanNews que es importante que muchos musulmanes y cristianos hayan podido ver al Papa en persona o en los medios de comunicación y hayan escuchado su "mensaje de consuelo y paz" que "ha sorprendido" a muchos.
Según Sako, muchos musulmanes han comentado a sus amigos cristianos: "Ustedes tienen un tesoro, un padre tan humilde, que escucha y ama a la gente".
Sako cree que el fundamentalismo y extremismo que ha vivido Irak en los últimos años "vino de fuera" e influyó a la población, pero que los iraquíes son "por naturaleza" de talante moderado y se consolidará esta actitud con la paz.
Un efecto político pacificador
A nivel político, Sako cree que la visita papal tendrá un impacto "en términos de paz y estabilidad, también en vista de las elecciones. Será un verdadero cambio. También los políticos escucharon con interés al Santo Padre", añade.
Sako destaca dos momentos como los más influyentes para la población, en su inmensa mayoría musulmana (con una ligera prevalencia de los chiíes sobre los suníes):
- la visita a Nayaf, ciudad importantísima para los chiíes iraquíes (aquí en ReL)
- y a Ur, la patria de Abrahán, con delegados de distintas religiones, "donde rezamos todos juntos por la paz y la fraternidad" (aquí en ReL)
Vídeo con la ceremonia completa de despedida en el aeropuerto de Bagdad
Un último gesto: el padre del niño ahogado
Un último gesto emotivo del Papa en Irak tuvo lugar en la noche del domingo, al finalizar la misa en Erbil, la capital del Kurdistán. Según informó la oficina de prensa de la Santa Sede, Francisco se reunió con "el señor Abdullah Kurdi, padre del pequeño Alan, quien naufragó con su hermano y su madre en las costas turcas en septiembre de 2015 cuando con su familia intentaba llegar a Europa".
La muerte de este niño ahogado, fotografiado por la fotoperiodista turca Nilüfer Demir, dio la vuelta al mundo como símbolo del drama de la inmigración ilegal masiva en circunstancias peligrosas.
“El Papa habló largamente con él y, con la ayuda del intérprete, pudo escuchar el dolor del padre por la pérdida de su familia y expresarle su profunda participación y la del Señor en el sufrimiento del hombre”. Abdullah expresó su gratitud al Papa "por sus palabras de cercanía a su tragedia y a la de todos los emigrantes que buscan la comprensión, la paz y la seguridad abandonando sus propios países incluso a riesgo de sus vidas".
Los hecho sucedieron la noche del 2 de septiembre de 2015. Alan y su familia, sirios de etnia kurda, se encontraban a bordo de una pequeña embarcación de goma, que volcó poco después de salir de Bodrum (Turquía). Al menos 20 personas iban a bordo, con la intención de llegar a la isla griega de Coo, que está a unos 4 kilómetros de distancia.
Un camarero descubrió el cuerpo del niño en la playa turca. Él y otro hombre trasladaron los cuerpos a la playa para evitar que el mar los alejase. Al día siguiente, el pequeño fue enterrado junto con su madre Rehana y su hermano Galib, un poco mayor que él, que también fueron víctimas del naufragio.