Debido a una gripe que le obligó este sábado a ir al hospital a realizarse unas pruebas, el Papa Francisco no ha rezado el Ángelus este domingo como habitualmente sino que lo ha hecho desde la Casa Santa Marta, desde donde se ha retransmitido acompañado de monseñor Paolo Braida, que ha leído buena parte de las palabras que normalmente pronuncia Francisco.
En la solemnidad de Jesucristo, Rey del Universo, que además es el fin del año litúrgico, el Papa ha recordado que "según los criterios del mundo, los amigos del rey deberían ser aquellos que le han dado riqueza y poder, que le han ayudado a conquistar territorios, a ganar batallas, a engrandecerse entre otros gobernantes, tal vez a aparecer como estrella en las primeras páginas de los periódicos o en las redes sociales, y a ellos les debería decir: ‘Gracias, porque me han hecho rico y famoso, envidiado y temido’. Esto según los criterios del mundo", dijo.
En cambio, afirmaba Francisco, tal y como recoge Vatican News, los criterios de Jesús, sus amigos son aquellos que han servido a los más débiles, porque "el Hijo del hombre es un Rey completamente distinto, que llama "hermanos" a los pobres, que se identifica con los hambrientos, los sedientos, los forasteros, los enfermos, los encarcelados, y dice: ‘Cada vez que lo hicieron con el más pequeño de mis hermanos, lo hicieron conmigo’”.
El Santo Padre señalaba que el Evangelio dice que si uno responde a estas necesidades con amor, con servicio, es "bienaventurado". Si como cristianos, no nos apartamos del necesitado, le damos de comer, de beber, vistiendo, acogiendo, visitando, en una palabra, dijo el Papa, estando cerca de los necesitados. Y esto porque Jesús, nuestro Rey, que se llama a sí mismo Hijo del Hombre, agregó el Santo Padre, tiene sus hermanas y hermanos predilectos en las mujeres y hombres más frágiles.
"Su 'sala real' está instalada donde hay quienes sufren y necesitan ayuda. Esta es la ‘corte’ de nuestro Rey. Y el estilo con el que sus amigos, los que tienen a Jesús por Señor, están llamados a distinguirse es su propio estilo: compasión, misericordia, ternura. Estas ennoblecen el corazón y descienden como aceite sobre las heridas de cuantos están heridos por la vida", aseguraba.
De allí la invitación de Francisco a cada uno a preguntarnos: ¿creemos que la verdadera realeza consiste en la misericordia? ¿Creemos en el poder del amor? ¿Creemos que la caridad es la manifestación más noble del hombre y una exigencia indispensable para el cristiano? Y, por último, una pregunta particular: ¿soy yo amigo del Rey, es decir, me siento personalmente implicado en las necesidades de las personas que sufren y que encuentro en mi camino? Y concluye pidiendo a María, Reina del Cielo y de la Tierra, que nos ayude a amar a Jesús, nuestro Rey, en sus hermanos más pequeños.