El Papa ha proseguido este miércoles durante la Audiencia General con sus catequesis sobre los mandamientos haciendo en esta ocasión hincapié en el cuarto de ellos: “Honrarás a tu padre y a tu madre”.

Francisco ha hecho un enérgico llamamiento: “Jamás se debe insultar a los padres. Por favor: ¡Nunca insultes a los padres! ¡Nunca! Nos han dado la vida”. Por ello, invitó a reconciliarse con los padres siempre que se produzca alguna situación de conflicto.

Dirigiéndose a los miles de peregrinos presentes en la Plaza de San Pedro dijo: “Si te has alejado de tus padres, haz un esfuerzo y vuelve a ellos. Tal vez sean viejos… Ellos te han dado la vida. Y luego, el hábito de decir cosas malas. Por favor: ¡Nunca insultes a los padres! ¡Nunca! Haced esta decisión interna: ‘Desde hoy, jamás insultaré al padre o a la madre de nadie’. Te han dado la vida, nunca insultes a tus padres”.

Reconocer su valor

Centrándose en la catequesis sobre este cuarto mandamiento, el Papa quiso reflexionar acerca de ‘honrar’. Explicó que “significa reconocer su valor. No es una cuestión de formas exteriores, sino la verdad. Honrar a Dios, en las Escrituras, quiere decir reconocer su realidad, dar cuenta con su presencia”.

Por tanto, agregó Francisco, “esa honra se expresa también con los ritos, pero, sobre todo, otorgando a Dios su lugar propio en la existencia. Honrar al padre y a la madre quiere decir, por lo tanto, reconocer su importancia también mediante actos concretos que expresen dedicación, afecto y cuidado”.

En este contexto, el Papa hizo una afirmación rotunda: “Honrar a los padres lleva a una larga vida feliz”. Este cuarto mandamiento “no habla de la bondad de los padres, no exige que los padres y las madres sean perfectos. Habla de un acto de los hijos, habla de prescindir de los méritos de los padres y habla de una cosa extraordinaria y liberadora: incluso si no todos los padres son buenos y no todas las infancias son serenas, todos los hijos pueden ser felices, porque alcanzar una vida plena y feliz depende del justo reconocimiento hacia aquellos que nos han puesto en el mundo”.

Una vida de hijos de Dios

Según recoge Aciprensa, el Papa agregó: “Pensemos de qué modo esta Palabra puede ser constructiva para tantos jóvenes que proceden de historias de dolor y para todos aquellos que han sufrido en su juventud. Muchos santos, muchísimos cristianos, después de una infancia dolorosa, han vivido una vida luminosa porque, gracias a Jesucristo, se han reconciliado con la vida”.

“El hombre, con independencia de la historia de la que proviene, recibe de este mandamiento la orientación que conduce a Cristo: Él, de hecho, se manifiesta como el Padre verdadero que nos ofrece renacer desde lo alto. Los enigmas de nuestra vida se iluminan cuando se descubre que Dios siempre nos prepara una vida de hijos suyos, donde cada acto es una misión recibida por Él”, finalizó el Papa Francisco.