El pasado jueves, el Papa Francisco participó en un encuentro organizado por el Dicasterio Pontificio para los Laicos, la Familia y la Vida. A lo largo del evento, se dirigió a más de 80 moderadores de Asociaciones de fieles y Movimientos Eclesiales para reflexionar sobre la responsabilidad del gobierno en las asociaciones de laicos.
A lo largo de la reunión, el Papa ofreció ocho orientaciones sobre la participación en los movimientos, encaminados a ejercer un liderazgo basado en el servicio a los demás y a practicar la humildad desde los puestos de poder.
1º Evangelizar es cosa de todos
"Debemos entender que la evangelización es un mandato que viene del Bautismo" y el Bautismo "nos hace sacerdotes juntos, en el sacerdocio de Cristo", comenzó destacando el Papa Francisco. Esto nos lleva a concluir que no hay que esperar a que venga el sacerdote para evangelizar: "Sí, lo hacen muy bien, pero los bautizados tienen la tarea de evangelizar. Y ustedes han despertado esto con sus movimientos. Y esto es muy bueno".
2º Debemos aceptar el Evangelio con todas sus consecuencias
Francisco también destacó que en muchas ocasiones "preferimos un Evangelio sofisticado, destilado. Y esto no es el Evangelio". En lugar de ello, invita a acercarnos a las realidades de nuestras sociedades que "experimentan en carne propia el abandono y la soledad, y sufren muchas necesidades materiales y pobreza moral y espiritual. Nos hará bien a todos recordar cada día no solo la pobreza de los demás, sino también y sobre todo, la nuestra".
3º El apostolado se construye en el aquí y ahora
También recordó la responsabilidad de los dirigentes de "construir el futuro del Santo Pueblo fiel de Dios", recordando que esto "no significa dejar el presente que estamos viviendo. Por el contrario, hay que preparar el futuro aquí y ahora, aprendiendo a escuchar y discernir el tiempo presente con honestidad y valentía, y con una disposición al encuentro constante con el Señor". Uno de los riesgos de no vivir con esta actitud es el de "vivir en un mundo paralelo, lejos de los verdaderos desafíos de la sociedad y de todas las personas que esperan tu testimonio".
4º Acepta los cambios necesarios y sal de tu zona de confort
"La pertenencia a un movimiento o asociación no debe hacernos sentir seguros, como si no fuera necesario responder a los desafíos y cambios", expresó. "El carisma al que pertenecemos debe ser profundizado cada vez más, y debemos reflexionar juntos para encarnarlo en las nuevas situaciones que vivimos".
Para lograrlo, el secreto está en "una gran humildad para reconocer nuestros límites y aceptar cambiar modos de hacer y de pensar anticuados, métodos de apostolado que ya no sean eficaces o formas de organización que han resultado inadecuadas o perjudiciales".
5º No buscar ser la novedad ni "girar siempre sobre sí mismo"
"En ocasiones, encontramos algunos laicos que confunden el camino con un girar siempre sobre sí mismo, sin poder avanzar. El camino del Evangelio no es un viaje turístico", sino "un reto", y "pensar que somos lo nuevo en la Iglesia es una tentación que ocurre muy a menudo".
6º Para evitar el abuso de poder, el secreto está en servir
El sexto consejo del Papa se refiere al ejercicio de gobierno de las asociaciones, "teniendo en cuenta los casos de abusos de diversa índole que se han producido, y que siempre tienen su origen en el abuso de poder".
Por ello, recomienda aceptar que "las tareas de gobierno que se os encomiendan no son otra cosa que una llamada a servir", evitando "el deseo de poder" y la "deslealtad". Citando el ejemplo del Evangelio, recuerda que "el que manda debe hacerse como el que sirve y si alguno quiere ser el primero, que sea el servidor de todos".
7º Delegar y huir del afán de "estar en todas partes"
Tal y como advierte Francisco, "nuestro deseo de poder se puede expresar de muchas maneras". Una de ellas es "cuando creemos, en virtud del papel que tenemos, que tenemos que tomar decisiones sobre todos los aspectos de la vida de nuestra asociación, diócesis, parroquia, congregación. Delegamos en otros las tareas y responsabilidades de ciertas áreas, ¡pero sólo en teoría! Sin embargo, en la práctica, la delegación en los demás se ve vaciada por el afán de estar en todas partes".
8º O se sirve al Señor o a uno mismo, no vale "el doble juego"
Otro de los peligros de los que advierte el Papa es el de la deslealtad. "Lo encontramos cuando alguien quiere servir al Señor, pero también sirve a otras cosas: ¡Es como jugar un doble juego¡. Decimos con palabras que queremos servir a Dios y los demás, pero en los hechos servimos a nuestro ego, a nuestro deseo de aparentar, obtener reconocimiento y aprecio". A veces, dice el Papa, olvidamos que "el verdadero servicio es gratuito e incondicional, no conoce cálculos ni exigencias".
Por ello, concluye el Papa, "aprendamos a ser verdaderos servidores del Señor y nuestros hermanos. Tengamos presente esta expresión de humildad y docilidad a la voluntad de Dios y recuerda la actitud adecuada para trabajar en ella: el servicio humilde, del que Jesús nos dio ejemplo, lavando los pies a los discípulos".