Este lunes 13 de marzo se han cumplido diez años desde que el Papa Francisco llegara a la Sede de Pedro. Y, las entrevistas se han sucedido una tras otra. A la del pasado 11 de marzo que concedió a Infobae (leer aquí el artículo de ReL), se suman las que acaba de mantener con los diarios argentinos La Nación y Perfil. Charlas en las que el Pontífice condena la ideología de género, habla del Opus Dei, de una posible renuncia y de Benedicto XVI.

"Yo siempre distingo lo que es la pastoral con las personas que tienen orientación sexual diversa de lo que es la ideología de género. Son dos cosas distintas. La ideología de género, en este momento, es de las colonizaciones ideológicas más peligrosas. Va más allá de lo sexual. ¿Por qué es peligrosa? Porque diluye las diferencias, y lo rico de los hombres y de las mujeres y de toda la humanidad es la tensión de las diferencias. Es crecer a través de la tensión de las diferencias. La cuestión del género va diluyendo las diferencias y haciendo un mundo igual, todo romo, todo igual. Y eso va contra la vocación humana", expresó el Papa.

Sobre si alguien le pidió que escribiera sobre la teoría de género, el Papa se mostró rotundo. "No, no, no. Hablo sobre eso. Hablo porque hay gente un poco ingenua que cree que es el camino del progreso y no distingue lo que es respeto a la diversidad sexual o a diversas opciones sexuales de lo que es ya una antropología del género, que es peligrosísima porque anula las diferencias, y eso anula la humanidad, lo rico de la humanidad, tipo personal, como cultural y social, las diferencias y las tensiones entre las diferencias", comentó.

El error de la impaciencia

En este punto, la periodista Elisabetta Piqué le preguntó por los principales errores cometidos durante su Pontificado. "Yo diría cuál es leitmotiv que está debajo de cualquier error. Un poco de impaciencia, ¿no? A veces me sube el tuco a la cabeza. Entonces uno pierde la paciencia, y cuando se pierde la paz ahí patina y comete errores. Hay que saber esperar, los procesos hay que saber esperarlos… Más de una vez. No salió en los diarios, pero más de una vez. Ganas de estrangular (risas)… pero tranquilo, andamos despacito y lentamente esos procesos se van a dar", relató.

Sobre las reformas económicas en el Vaticano, el Papa recordó al difunto cardenal Pell. "En la parte económica quiero rendir homenaje al hombre que me ayudó que fue el cardenal Pell, un grande. Lamentablemente tuvo ese problema que fue inocente después. Pero tuvo que sufrir un año y dos meses de cárcel siendo inocente y no pudo seguir él. Pero quién empezó la reforma económica fue el cardenal Pell y yo le estoy muy agradecido", afirmó.

"Yo diría que no empezó conmigo la conversión del papado (...). San Juan Pablo II, el gran evangelizador; Juan Pablo I, lo poco que pudimos gozar, el pastor cercano que quiso poner fin ciertas cosas que no andaban bien y Benedicto tiene una amplitud en su magisterio, un hombre valiente. Fue el primer Papa que encaró oficialmente el tema de los abusos. Un gran teólogo. Lo extraño a Benedicto porque fue una compañía", señaló.

"En la parte económica quiero rendir homenaje al hombre que me ayudó que fue el cardenal Pell, un grande. Lamentablemente tuvo ese problema que fue inocente después".

En este punto, la periodista le preguntó por un presunto caso de encubrimiento por parte de San Juan Pablo II. "Hay que resituar las cosas en su época. El anacronismo siempre hace el mal. En aquella época se tapaba todo. Hasta el escándalo de Boston, se tapaba todo. Cuando saltó lo de Boston, la Iglesia empezó a mirar ese problema. La Iglesia fue siempre muy fiel desde ese momento a ir clarificando cosas. La solución era cambiarlo al cura de lugar, o a lo más, reducirlo si no había solución, pero sin escándalo", apuntó.

"Evidente aire de reforma"

La periodista insistió en este tema y Francisco recordó la figura de Benedicto XVI. "No conozco el caso, pero era lo habitual. Taparlo o directamente cuando se veía que no tenía remedio era mandarlo afuera. Cubrir (...). Gracias a Dios que fue Benedicto el primero que empezó a destapar el asunto de los Legionarios. Fue valiente. Hoy en día la Iglesia tomó esto. Después de lo del escándalo de Boston, pero ahí la Iglesia empezó a tomar esta nueva actitudTomar el toro por las astas", relató

Sobre la forma de llevar el papado, Francisco se mostró satisfecho. "La actitud principesca es algo interior y por ahí se da un poquito pero es una cosa interior normalmente a juzgar, pero evidentemente ahí está el aire de reforma -que nació solo, que nació del mismo cónclave, no nació del Papa, el Papa obedece al cónclave-. Se nota por ejemplo en la economía que no hay prebendas o se están quitando las prebendas. Realmente se estabilizó para bien una situación de progreso económico pero nacido de la limpieza, no de inversiones sucias y todo eso", aseguró.

Respecto a una posible oposición a su pontificado, el Papa recordó al propio Jesús. "Oposición siempre va a haber, en todos lados. Ante cualquier progreso, cualquier cambio… Jesús tuvo bastante oposición. No comparo eh. Pero siempre va a haber oposición. Jesús no quiso dialogar con los cuatro partidos de su tiempo. Dialogó, pero no siguió el proyecto, hizo el suyo. No fue ni fariseo, ni saduceo, ni esenio, ni zelote. Fue él. Porque él traía este mensaje: acá uno no tiene que afiliarse a ningún partido político, eclesiástico dentro. La libertad del Espíritu Santo, escuchando las consultas, a la gente, consultando y buscando la voluntad de Dios", admitió.

A la hora de hablar de una visita a Argentina, el Papa comentó que está abierto a todo. "No hay una negativa a ir, estuvo planeado. Después lo que sucedió es que las cosas se complicaron de otra manera, hubo dos años de pandemia que tiró adelante viajes que se tenían que hacer necesariamente, incluso a lugares que uno dice 'para qué fue ahí', pero había que ir. Así que la Argentina sigue esperando. Yo quiero ir, espero ir. Ojalá pueda", aseguró.

Puedes escuchar aquí la entrevista completa al Papa.

"Los argentinos no somos el premio Nobel de la simplicidad [risas]. O sea, somos especialistas en complicaciones, así que no me extraña eso. Siempre he conocido gente argentina buena que ha venido acá, con la cual he podido dialogar. No sé, yo apuesto a la bondad del pueblo argentino, al gran pueblo argentino salud, ciertamente, es un gran pueblo…", añadió sobre la relación que mantiene con sus compatriotas.

"No fue restar poder"... al Opus Dei

Por su parte, la web argentina Perfil, a través del periodista Jorge Fontevecchia, conversó con el Papa en el décimo aniversario de su pontificado. "De vez en cuando me digo a mí mismo: 'Te queda poco' (...). Recurro bastante a pensar esto, con mucha paz. También ayuda a no eternizarse en el pensamiento, porque hay gente que se cree que tiene comprado el pasado, presente y futuro hasta el año 2050. Y no, es una tentación saber que el día de mañana tengo que dejar esto e ir para otro lado, es la ley de la vida", comentó sobre la muerte.

A la hora de comentar el documento Ad charisma tuendum, que modifica el estatus del Opus Dei, el Papa alabó la labor de esta prelatura. "No fue restar poder, aquí había un desequilibrio. En el derecho canónico, el Opus Dei estaba entre los clérigos, es decir, dependía de la congregación del clero y en la Constitución apostólica dependía de la congregación de los obispos. Entonces, lo que hice yo es ponerlo en su lugar y nada más, eso no es restar el poder. Sigue siendo una asociación de fieles que, como toda asociación de fieles, depende del Dicasterio para el Clero. Pero el Opus Dei tiene cosas maravillosas de su trabajo, y tiene defectos como cualquier hijo de vecino, que son locales, no universales", expresó.

Sobre algún posible rechazo a sus reformas en la Iglesia, el Pontífice se mostró comprensivo. "A nadie le gusta que le pateen los tobillos. Entonces, cuando uno tiene que hacer una reforma que supone cierta disciplina, de afuera aplauden porque se la hacés a él. El día que te la haga a vos, no te va a gustar tanto. Desde afuera se ven mejor los pasos a dar, el que lo sufre se queja. A todos nos ha pasado. Cuando se nos pone un límite o se cambia el rumbo, es una cosa de disciplina hogareña y social. Es verdad, a veces la gente dice lo que hacía falta, y el que sufre eso dice que son injusticias, patalea, el derecho al pataleo que en la Iglesia existe, hay que respetarlo", apuntó.

Y, sobre si la Iglesia debe cambiar, el Papa habló del "indietrismo" (involución). "Cuando alguien me dice: 'éste es tradicionalista', si está entre los tradicionalistas está en la buena línea, porque la tradición tira siempre para arriba. La tradición es como la raíz del árbol, de un árbol con la tradición y después la savia hace crecer el árbol, va siempre para arriba. La tradición es sana porque tiene este dinamismo. El problema es el dar un paso atrás, y hago como se hizo siempre, como se hizo atrás. Esos son los que dan el paso atrás (...). El problema no es la tradición, que es siempre fuente de inspiración, el problema es lo que yo llamo el 'indietrismo', ir hacia atrás y quedarse como en el siglo pasado, como 20 años atrás", afirmó.

El Papa concedió una entrevista al medio argentino Perfil, y charló con el periodista Jorge Fontevecchia.

A la hora de hablar de la situación de los divorciados dentro de la Iglesia, el Papa invitó a practicar lo que dice Jesús. "Nadie puede decir: 'éste es pecador, yo no'. Cuando éramos chicos, en Buenos Aires estaba en las familias más católicas, la costumbre de que a las casas de los divorciados no se iba, una costumbre social de aquella época en Buenos Aires, porque daba la impresión que ya estaban con un pie en el infierno. Es una concepción no cristiana, es realmente politizante, segregacionista, etcétera", señaló.

"Hoy día acompañar las nuevas uniones, es un derecho que tienen los cristianos y un deber de la Iglesia. No se puede decir: 'está divorciado, listo, en la lista para el infierno'. No, es un hijo de Dios, una hija de Dios que está en camino, no puedo juzgar de afuera. Esto que quede muy claro, por eso hay que acompañar a todos", añadió.

"La unión civil es una cosa mucho más amplia, es un contrato social que garantiza de alguna manera los derechos sociales, cierta estabilidad y no es el sacramento del matrimonio, o al menos el hecho matrimonial (...). Creo que la unión civil tiene que existir, ya en Francia hacía años que estaba y yo la tomé de ahí, porque ser una manera de darle una cierta cabida social a las uniones del mismo sexo, matrimonio es otra cosa, y tiene otra configuración, pero esa es mi postura", comentó sobre las uniones civiles de personas del mismo sexo.

Sobre la ideología de género, el Papa fue muy claro. "Quiero ser padre y quiero ser madre, las dos cosas juntas, es mamá ya, pero aquí entra a jugar una cosa muy peligrosa hoy día, que es la ideología de género, que de todas las colonizaciones ideológicas que están pasando, a mi juicio la peor. Porque te despotencializa las diferencias y te va llevando a que no haya diferencias, cuando lo más rico es la contraposición de las diferencias que te hace progresar. La ideología de género es nefasta. No las personas que de alguna manera están dentro de otra cosa", expresó.

Sobre la coherencia de vida entre cristianos y ateos, el Papa habla de la conversión. "A un buen ateo le hablo y charlo de ponerme de acuerdo en camino a seguir juntos, lo cual no quiere decir que lo convenza, pero caminemos juntos. Un mal cristiano tiene que cambiar de vida. La conversión de las conductas, la hipocresía es una de las cosas que a Jesús más le daba (...). Un ejemplo chiquito, pero la incoherencia del mal cristiano es escandalosa, la armonía buena de la buena voluntad de un ateo no escandaliza. ¡Qué buen hombre! lástima que no crea", comentó.

"Trato de ser coherente, soy una persona limitada, con mis pecados, soy un pecador, me confieso cada 15 días. Ayer me llamó el confesor que habían pasado 15 días, va a venir en estos días. Pero hago lo que pienso que se debe hacer hoy día, y lo que me pidieron los cardenales en el Cónclave, yo no inventé nada. Puse en obra, ayudado por la Comisión de Cardenales, aquello que en el Precónclave se dijo que el nuevo Papa tenía que hacer. Y esa va a ser la huella, una huella histórica de todo el grupo cardenalicio que se animó a hablar tan claro en el Precónclave", explicó el Papa sobre el cónclave de hace justo diez años.

Sobre las renuncias de los papas, volvió a reiterar que es una opción. "Sí, seriamente no la consideré en mi caso porque no siento eso, pero sí claro. Más ahora que Benedicto reabrió el camino, hace mil años atrás hubo algún caso así, parece lo más normal", afirmó.

Respecto al aborto, el Papa mostró su lado más enérgico. "Yo sobre el aborto pienso esto y soy muy clarito, cualquier libro de embriología, te dice que a los 30 días de la concepción ya están diseñados todos los órganos allí y que está el DNA clarísimo, por lo tanto hay vida humana, no digo si hay personas. Entonces mi pregunta es: ¿es justo eliminar una vida para resolver un problema? ¿Es justo alquilar un sicario para que te resuelva un problema? Sobre el aborto no digo más que eso", relató.